Infancia TDAH miguel jara
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¿Hay una epidemia mundial de déficit de atención e hiperactividad?

Hay desabastecimiento de metilfenidato, el principal fármaco para el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), la que llaman “la droga de la infancia” por su parecido con la cocaína. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), ha informado de que el suministro no volverá a la normalidad hasta el primer semestre de 2025.

Atentos a lo que  achaca la falta de suministro:

“Problemas de capacidad de las plantas de fabricación y aumento de la demanda global por encima de las previsiones”.

Vaya que hay epidemia mundial de déficit de atención e hiperactividad. Y seguramente que los fabricantes prefieren vender al mejor postro, que hay poco material, pues al país que más pague se le concede el stock, no es la primera vez que ocurre con los medicamentos.

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El metilfenidato es un principio activo –comercializado por tres laboratorios con distintos nombres (Concerta de JanssenRubicrono de Laboratorios RubióAtenza de Exeltis Healthcare). Aproximadamente 150.000 niños y niñas tienen este trastorno en España. Ha habido momentos puntuales de falta de suministro, coinciden todas las fuentes consultadas, pero nunca como ahora. Nunca durante tanto tiempo. Las cajas llegan con cuentagotas y se están distribuyendo equitativamente por el territorio, asegura la Aemps.

A preguntas de elDiario.es, desde Janssen, responden que la situación se debe “a limitaciones de producción”, y a una “demanda creciente en múltiples mercados”. Y descarta que el desabastecimiento se deba a un “problema de seguridad, eficacia o calidad”.

Parece claro que como digo hay una epidemia soterrada a nivel mundial de TDAH porque para que una multinacional farmacéutica esa, fabricante del Concerta no tenga existencias para todo el mundo… Eso o están especulando para aumentar el precio del fármaco.

Enfermedad “inventada”

Libro Volviendo a la normalidad TDAH

Hace unos años ya que Marino Pérez Álvarez, Doctor en Psicología y Catedrático de Psicología de la Personalidad de la Universidad de Oviedo, escribió un libro titulado Más Aristóteles y menos Concerta.

Este trabajo sigue la línea valiente de Volviendo a la normalidad, un texto que desvela la invención del TDAH, no tanto como concepto, que es evidente que existe, sino como enfermedad, como entidad clínica que merezca un diagnóstico y un tratamiento.

Él cuenta que se creó un concepto que no responde a ninguna enfermedad real.


La posverdad de la falta de atención de los niños o su «hiperactividad». Y es que el diagnóstico del TDAH se disparó con la introducción del medicamento Concerta, y no al revés como ahora se pretende hacer creer con lo del desabastecimiento. La epidemia de diagnósticos de TDAH en niños llegó a España en 2004 con la introducción en el mercado del metilfenidato de acción prolongada, marca Concerta. La receta del mismo ha crecido exponencialmente.

Fue una campaña de marketing del miedo bien orquestada para que los padres con hijos muy movidos y/o muy distraídos encontrase una solución. Independientemente de que existan personas distraídas y con mucha actividad hay que tener presente que «los problemas de los niños y de los adultos no son enfermedades».

No dudo que algo esté pasando en una parte de la infancia, pero eso ha sido aprovechado y no es la primera vez que lo hacen los laboratorios farmacéuticos, para desarrollar un concepto y de ahí desarrollar guías especializadas, políticas educativas institucionales, fármacos, tests de diagnóstico y abrir todo un mercado en torno a ese concepto que la industria farmacéutica ha creado.

Peligroso metilfenidato

Y eso de que no hay problema de seguridad con este tratamiento… El metilfenidato es un medicamento psicoestimulante y es peligroso pues se receta con pruebas de baja calidad sobre su seguridad. Lo confirmó hace ya tiempo una revisión de estudios publicados que hicieron los investigadores de Cochcrane, una institución científica prestigiosa. Ya conté detalles:

-Metilfenidato es similar en acción a la cocaína y no hay estudios de medio a largo plazo que demuestren su efectividad y su seguridad. Muchas personas lo consumen durante años.

-Se trata a niños con un polémico medicamento al más puro modo pseudocientífico. En los estudios comparativos, el metilfenidato aumentó el cociente de riesgos de efectos secundarios graves, produjo trastornos psicóticos y arritmias en comparación con ninguna intervención.

La proporción de consumidores que presentaron cualquier evento adverso grave fue del 1,20%. El retiro del fármaco debido a cualquier evento grave ocurrió en el 1,20% pero es que las reacciones adversas «de gravedad desconocida» dieron lugar al retiro en el 7,30% de los participantes en los trabajos científicos de autorización del fármaco.

-En los estudios comparativos, el tratamiento comparado con ninguna intervención produjo más insomnio y problemas de sueño y de reducción del apetito. Problemas a tener en cuenta en niños que están desarrollándose y para los que un sueño de calidad y una alimentación adecuada son claves.

-Las conclusiones son muy similares a otra revisión hecha por la misma Cochcrane: La calidad de las pruebas disponibles en este momento no permiten que se pueda tener seguridad con respecto a si tomar metilfenidato mejorará las vidas de los niños y adolescentes con TDAH.

Hace ya nueve años que lo advertíamos: El consumo de peligrosos fármacos para el TDAH no para de crecer en España. Hoy existe desabastecimiento mundial del producto…

Seguiremos informando.

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Un comentario

  1. El problema es más bien una sociedad que trata a sus ciudadanos como materia productiva y, cuando no cumplen con los estándares de productividad y aguante de la presión, un chute de felicidad y a seguir cavando zanjas o sacando excels.
    Por otro lado, aparte de los intereses de farmacéuticas (apoyadas por las patronales, claro) también hay “modas en psiquiatría.
    Hoy pones el pie de un niño en la consulta de un psiquiatra y, el no tiene TEA, tiene TDHA, o si no un TEA con comorbilidad de TDHA.
    … el quid no és no la realidad del diagnóstico ni el sobrediagnostico.
    El problema es tratar a la gente como si estuviera enferma porque su condición personal le impide ser tan productivo como se espera de el.
    De hecho, la mayoría de diagnósticos de niños son derivaciones desde los centros de estudio porque el niño no rinde en clase. No se suele acudir tanto por la felicidad o el bienestar altruista, sino porque no produce.
    Con ese nivel de presión, es normal que la cabeza más de uno acabe descarrilando

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