Trump y Kennedy se la quieren liar a la industria farmasanitaria
La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha tenido un impacto significativo en el mercado bursátil. Un reciente anuncio ha causado preocupación en el sector farmacéutico: Trump ha propuesto a Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud, una decisión que ha provocado una caída en las acciones de varias empresas farmacéuticas, especialmente aquellas dedicadas al desarrollo y producción de vacunas Covid.
Kennedy es conocido por sus posturas controvertidas sobre salud pública, incluyendo cuestionamientos de la seguridad y eficacia de las vacunas. Le llaman «antivacunas» cuando lo cierto es que las inmunizaciones que se usaron durante la última pandemia, y que siguen aplicándose, han provocado la mayor hecatombre sanitaria de la historia.
Por recordar un dato: La Agencia Española de Medicamentos, nada sospechosa de ser «antivacunas», reconocía en una nota informativa en marzo de 2023, al menos 500 notificaciones de muertes relacionadas con estas vacunas. Son notificaciones, no casos confirmados, pero nunca se produjeron tantas de una sola vacuna, y hay que tener en cuenta dos cosas:
-Es imposible saber cuántas muertes reales ocurrieron por estos productos en experimentación ya que, según el personal de la Agencia de Medicamentos, se notifican muy poco los efectos secundarios y en que sólo se reportan entre un 2% y el 20% de las lesiones por fármacos, (por cierto ese estudio ya no está online) dependiendo de los países (en la mayor parte no llegan al 5%).
-La Agencia NO INVESTIGA todas las notificaciones. Lo sé porque familiares de fallecidos por entonces tras haberles puesto una vacuna Covid, con los que contacto de vez en cuando, me siguen diciendo que NUNCA se investigaron esos fallecimientos de los que avisaron a dicha institución.
Así que no se puede llamar con razón «antivacunas» a quien cuestiona la seguridad (y la eficacia) de las vacunas Covid.
Farmacéuticas que caen en la Bolsa
Como resultado del anuncio de Trump las acciones de Moderna cayeron un 5,6%, mientras que las de Novavax disminuyeron un 7%. Pfizer y GlaxoSmithKline (GSK) también experimentaron caídas significativas. El nombramiento de Kennedy ha generado críticas por parte de expertos en salud pública. Algunos consideran que su falta de experiencia en el campo científico podría ser perjudicial para las agencias que salvaguardan la nutrición, la seguridad alimentaria y la salud en general.
Trump, por su parte, ha defendido su elección argumentando que es necesario enfrentar lo que él considera engaños y desinformación por parte de la industria farmacéutica. Pero es que no hace falta ser Trump y tener a su mando a la CIA y el FBI para saber que esa industria se mueve por codicia, es muy corrupta, y con sus engaños y desinformación genera muertes al poner en el mercado muchos tratamientos dañinos a sabiendas de que matan.
En mi primer libro Traficantes de salud. Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad (Icaria Editorial, 2007), cuento muchos ejemplos, y este blog está especializado en ello. Los medicamentos son la tercera causa de muerte en el mundo. Si Kennedy se confirma como ministro de sanidad de USA tendrá la responsabilidad y la obligación moral de hacer algo para parar esta tragedia cotidiana y «fantasma» (porque no se ve) cese.
Por cierto, que en España tenemos al frente del Ministerio de Sanidad a personas de un signo ideológico totalmente diferente del de Trump y no hacen nada para frenar tanta corrupción farmasanitaria como la que vive nuestro país. Es más, le hacen el juego a los fabricantes de las vacunas Covid, promocionándolas y olvidando a las víctimas de esas inoculaciones.
Instituciones sanitarias en el punto de mira
Esto que escribo no es una defensa de Kennedy, y menos de Trump, es una advertencia más sobre cómo funciona el orden establecido. Dicen: Kennedy no tiene formación científica, lo cual es preocupante para un cargo que supervisa importantes agencias de salud pública. No hace falta ser científico para saber que lo que denuncia el sobrino del que fuera presidente de Estados Unidos, el asesinado JFK, la corrupción de muchas instituciones sanitarias y alimentarias, es cierto.
Y eso ocurre en USA, en España con la Agencia de Medicamentos, como he explicado, en Europa, como he documentado que ocurre con la Agencia Europea de Medicamento, financiada por las farmas (EMA), y en el mundo como sucede con la Organización Mundial de la Salud, a la que le ocurre lo mismo que a la EMA (OMS).
Kennedy también ha sugerido ideas como, por ejemplo, eliminar el flúor de los sistemas de agua (nosotros en este blog cuestionamos el uso de ese compuesto en el agua de grifo y recomendamos cómo eliminarlo), y ha relacionado los tiroteos masivos que se producen con frecuencia en USA con el uso de fármacos antidepresivos. La verdad es que este grupo de medicamentos incitan a la violencia, al suicidio y en muchas ocasiones los perpetradores de masacres estaban en tratamiento con ellos (en Europa también).
El Poder establecido está preocupado porque no está acostumbrado a que a una persona que puede dirigir la sanidad del país más rico del mundo se le ocurra poner en duda el establishment. Entonces se le le echa encima toda la palabrería moderna descalificatoria; que si es un conspiranoico, que si lo que dice son bulos, que si es un negacionista, que si está en contra de la ciencia (argumento cientifista, por cierto), y que es un «antivacunas», claro.
Pero vaya, que esto no le ocurre por ser supuestamente de derechas, que no lo sé, es que esta estrategia de descalificación sistemática con esos mismos «argumentos» también le ocurre a personas de izquierda. ¿Qué pueden tener en común? Está bien claro: El cuestionamiento del Sistema.