Aspirina miguel jara
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La cara B de la aspirina: Hemorragias, úlceras y el fin de una era

La aspirina, ese pequeño comprimido blanco que ha sido un pilar en nuestros botiquines durante más de un siglo, esconde una historia y usos sorprendentes que van mucho más allá de aliviar un simple dolor de cabeza. La historia de la aspirina se remonta a la antigüedad, cuando ya se conocían las propiedades de la corteza de sauce para aliviar la fiebre y el dolor.

Incluso Hipócrates, el padre de la medicina griega, mencionaba el uso de la corteza y las hojas de Salix Latinum con estos fines. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando se logró sintetizar el principio activo y mejorar su fórmula. En 1899, Bayer patentó y comenzó a vender la aspirina, convirtiéndose en el primer fármaco antiinflamatorio no esteroideo (AINE) comercializado. Este hito marcó el inicio de una nueva era en la medicina, proporcionando un alivio eficaz para una amplia gama de dolencias comunes. Aunque también tiene sus efectos adversos, como más abajo os contaré.

Más allá del dolor de cabeza

Aunque la mayoría de nosotros asociamos la aspirina con el alivio de dolores de cabeza y fiebre, sus aplicaciones son mucho más amplias. Se ha utilizado eficazmente para tratar dolores menstruales, dolores articulares (como en la artritis reumatoide), e incluso como parte del tratamiento de enfermedades más complejas como la fiebre reumática y la enfermedad de Kawasaki.

En 1971, el farmacólogo británico John Robert Vane hizo un descubrimiento revolucionario que le valió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1982. Vane demostró que la aspirina bloquea una enzima llamada ciclooxigenasa, deteniendo la producción de prostaglandinas, responsables en parte del dolor, la hinchazón y la fiebre. Este hallazgo no solo explicó cómo funcionaba la aspirina, sino que también abrió la puerta a nuevas aplicaciones médicas.

Quizás uno de los aspectos menos conocidos de la aspirina es su capacidad para actuar como antiagregante plaquetario. En dosis bajas, la aspirina puede prevenir la formación de coágulos sanguíneos, reduciendo así el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en personas con antecedentes de estos problemas.

Este descubrimiento llevó a un renacimiento en el uso de la aspirina. De repente, este antiguo medicamento se convirtió en una herramienta crucial en la prevención de enfermedades cardiovasculares, ampliando enormemente su campo de aplicación y compensando su desplazamiento como antiinflamatorio de elección por otros AINE más modernos.

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Durante años, circularon estudios que sugerían que tomar una aspirina al día podría reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, investigaciones más recientes han arrojado luz sobre esta cuestión, mostrando que los riesgos de tomar aspirina diariamente en personas sanas podrían superar los beneficios.

Precauciones y daños

A pesar de sus múltiples beneficios, la aspirina no está exenta de riesgos. No se recomienda su uso en mujeres en la última fase del embarazo ni en niños con infecciones. Además, para pacientes sin enfermedad cardíaca previa, el riesgo de sangrado puede superar cualquier beneficio potencial.

Es importante destacar que el uso prolongado de aspirina puede tener efectos secundarios, especialmente gastrointestinales. Por ello, siempre se debe consultar a un profesional de la salud antes de iniciar un régimen de aspirina, especialmente si es de uso diario o a largo plazo.

Algunos de los daños más significativos que puede causar la aspirina son:

PROBLEMAS GASTROINTESTINALES

  • Úlceras de estómago e intestino
  • Sangrado gastrointestinal, que puede ser potencialmente mortal
  • Dolor abdominal, ardor, acidez y molestias gástricas
  • Náuseas y vómitos

TRASTORNOS DE LA COAGULACIÓN

  • Aumento del riesgo de hemorragias y hematomas
  • Sangrado urogenital y/o gingival
  • Hipoprotrombinemia (alteración de la coagulación)

PROBLEMAS RESPIRATORIOS

  • Dificultad para respirar y espasmo bronquial
  • Asma inducida por aspirina
  • Rinitis y congestión nasal

REACCIONES ALÉRGICAS

  • Urticaria y erupciones cutáneas
  • Angioedema (inflamación e hinchazón que afecta a la cara, labios, boca, lengua o garganta)
  • Picazón

PROBLEMAS AUDITIVOS Y NEUROLÓGICOS

  • Tinnitus (zumbido en los oídos)
  • Pérdida de audición
  • Mareos y dolor de cabeza

OTROS EFECT0S GRAVES

  • Síndrome de Reye en menores de 16 años
  • Trastornos del hígado
  • Insuficiencia renal y nefritis intersticial aguda
  • Anemia

En casos de intoxicación aguda o sobredosis, la aspirina puede causar síntomas adicionales como confusión, convulsiones, fiebre, deshidratación, hipotensión, acidosis láctica e incluso la muerte en casos extremos.

El futuro de la aspirina

A nivel molecular, la aspirina actúa inhibiendo irreversiblemente la COX-1 y modifica la actividad de la COX-2, dos enzimas clave en los procesos inflamatorios. Además, la aspirina puede inducir la formación de radicales de óxido nítrico en el cuerpo, lo que reduce la adhesión de los leucocitos, un paso importante en la respuesta inmune a las infecciones.

Curiosamente, a dosis elevadas, la aspirina puede causar fiebre debido al calor liberado por la cadena de transporte de electrones en las mitocondrias, lo que contrasta con su efecto antipirético a dosis terapéuticas.

A pesar de su larga historia y versatilidad, el uso de la aspirina como analgésico de elección ha disminuido con el tiempo. Esto se debe en parte a la aparición de otros AINE más eficaces y seguros para el tratamiento del dolor y la inflamación.

A pesar de tener más de un siglo de existencia, la investigación sobre la aspirina continúa. Los científicos siguen explorando sus posibles aplicaciones y mecanismos de acción. Por ejemplo, estudios recientes sugieren que el ácido salicílico y otros derivados de la aspirina podrían modular sus acciones de señalización celular a través del NF-κB, un complejo de factores de transcripción importante en muchos procesos biológicos, incluida la inflamación.

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