Gripe miguel jara
| |

El regreso del sarampión a España

Lo habréis visto en los medios de comunicación, el sarampión regresa a España. ¿Estamos ante una nueva crisis sanitaria? Después de años de aparente control y la declaración de «eliminación» por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2016, esta enfermedad altamente contagiosa ha resurgido en los primeros meses de 2025.

Los datos son contundentes: 110 casos confirmados en apenas ocho semanas, más de la mitad de todos los registrados durante el año anterior. Esta situación plantea varias preguntas sobre la eficacia de nuestras políticas de salud pública y la vulnerabilidad de nuestra sociedad ante enfermedades que creíamos superadas.

El resurgimiento de una amenaza olvidada

En 2024, España ya experimentó un repunte significativo con 217 casos, una cifra que parecía preocupante en su momento. Sin embargo, el inicio de 2025 ha superado todas las expectativas negativas. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? La respuesta, como suele ocurrir en salud pública, es compleja y multifactorial.

Por un lado, tenemos el fenómeno de la importación de casos desde países con brotes activos, como Rumanía y Marruecos. Estos casos «importados» encuentran un terreno fértil en grupos de población no vacunados o con inmunidad incompleta.

Como explica el médico Juan Gérvas, la vacuna del sarampión es una de las «vacunas excepcionales», como él la denomina, que producen tanto inmunidad personal como grupal. Esto significa que no solo protege al individuo vacunado, sino que también evita la difusión del virus en la comunidad, generando lo que se conoce como inmunidad de grupo o de rebaño.

Por otro lado, la complacencia generada por años de baja incidencia ha llevado a una relajación en las medidas preventivas y en la vigilancia epidemiológica.

El sistema sanitario en el punto de mira

El brote actual también ha puesto de manifiesto las debilidades de nuestro sistema sanitario. El hecho de que 21 de los casos registrados en el brote de Vizcaya sean trabajadores sanitarios es un dato alarmante que plantea serias preguntas sobre los protocolos de prevención y control de infecciones en nuestros hospitales.

La situación se complica aún más cuando consideramos que muchos de los casos actuales se están dando en adultos. Esto sugiere que existe una cohorte de población que, por diversas razones, no adquirió inmunidad en su infancia y ahora se encuentra vulnerable. Este grupo representa un desafío particular para las estrategias de control, ya que es más difícil de identificar que la población infantil.

Ante este panorama, cabe preguntarse si la respuesta de las autoridades sanitarias está a la altura del desafío. Los expertos consultados por los diferentes medios de comunicación han intentado transmitir un mensaje de calma, calificando la situación como «esperable en un contexto de post-eliminación». Esta postura parece un intento de evitar el pánico que suele generar este tipo de noticias.

Banner miguel jara abogados 1 1024x328 1

Las lecciones no aprendidas de la pandemia de COVID-19

Es imposible analizar la situación actual del sarampión sin hacer referencia a la reciente pandemia de COVID-19. Uno pensaría que, después de esa experiencia traumática, estaríamos mejor preparados para enfrentar brotes de enfermedades infecciosas. Sin embargo, la realidad parece indicar lo contrario. Muchas de las lecciones aprendidas durante la pandemia parecen haber sido olvidadas o ignoradas.

La importancia de la detección temprana, el rastreo de contactos y el aislamiento de casos son principios básicos de control epidemiológico. Sin embargo, la rapidez con la que se ha extendido el brote actual sugiere que estas medidas no se están implementando con la eficacia necesaria. Quizá porque durante la última pandemia se hizo una gestión tan autoritaria de la misma que buena parte de la población no quiere ni oír hablar de esas (y otras) medidas.

En situaciones como esta, el papel de los medios de comunicación es crucial. La forma en que se informa sobre el brote puede tener un impacto significativo en la respuesta de la población. Un enfoque alarmista puede generar pánico innecesario, mientras que una cobertura demasiado laxa puede llevar a la complacencia. Es necesario encontrar un equilibrio que informe con precisión sobre los riesgos sin caer en el sensacionalismo.

Las autoridades sanitarias tienen la responsabilidad de proporcionar información clara, precisa y oportuna. Sin embargo, hasta ahora, la comunicación sobre el brote actual ha sido fragmentada y, en ocasiones, contradictoria. Esta falta de claridad puede generar desconfianza en la población y dificultar la implementación de medidas de control.

Mirando al futuro: ¿qué podemos esperar?

La pregunta que muchos nos hacemos es: ¿cómo evolucionará esta situación? Predecir el curso de un brote infeccioso es siempre arriesgado, pero hay varios factores que sugieren que la situación podría empeorar antes de mejorar. La llegada de la primavera y el aumento de la movilidad asociado a las vacaciones de Semana Santa podrían proporcionar nuevas oportunidades para la propagación del sarampión.

Además, el hecho de que muchos de los casos actuales se estén dando en adultos plantea desafíos adicionales. Esta población es más móvil y tiene más contactos sociales que los niños, lo que podría acelerar la propagación del virus. También es más difícil de alcanzar con campañas de vacunación masiva, también mal vistas por una parte importante de la población debido a cómo se «impusieron» las vacunas Covid-19 durante la pandemia.

Suscríbete a mi Newsletter

¡Y únete a mi comunidad!

¿Te apasiona la salud, la alimentación y la ecología? No te pierdas mis investigaciones exclusivas y análisis en profundidad. Suscríbete a mi newsletter y recibe contenido directamente en tu bandeja de entrada.

¡Suscríbete ahora y sé parte del cambio!

¡No hago spam! Lee mi política de privacidad para obtener más información.

Compártelo:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *