¿La vacuna del herpes zóster disminuye la demencia o es otra campaña de marketing?
Diversos estudios recientes sugieren que la vacuna contra el herpes zóster podría reducir el riesgo de desarrollar demencia, incluyendo el Alzhéimer, en personas mayores:
- Reducción del riesgo en un 20%: Un estudio liderado por la Universidad de Stanford y publicado en Nature analizó datos de adultos mayores en Gales. Los resultados mostraron que quienes recibieron la vacuna tenían un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia en los siete años posteriores, en comparación con quienes no se vacunaron.
- Efecto protector más notable en mujeres: Aunque el beneficio se observó en general, el efecto protector fue más significativo en mujeres que en hombres, según los análisis realizados.
- Mecanismos posibles:
- La vacuna previene la reactivación del virus del herpes zóster, evitando daños en el sistema nervioso que podrían contribuir al desarrollo de demencia.
- Podría influir positivamente en el sistema inmunológico, reduciendo la neuroinflamación, un factor asociado con la demencia.
- Importancia del diseño del estudio: El programa de vacunación en Gales permitió realizar comparaciones casi experimentales entre grupos vacunados y no vacunados, lo que reforzaría la validez de los hallazgos.
Aunque estos resultados son prometedores, los expertos advierten que no todos los casos de demencia están relacionados con el herpes zóster.
La opinión de los médicos críticos
Y claro, es una campaña mundial de marketing. El Dr. Juan Gérvas, médico general jubilado y reconocido crítico del sobrediagnóstico y la medicalización excesiva, ha expresado opiniones contundentes sobre la vacuna contra el herpes zóster:
«La vacuna para el herpes zóster no impide el herpes zóster. Venden la poco eficaz vacuna asustando con la enfermedad«.
Gérvas sostiene que el herpes zóster es una enfermedad generalmente leve y poco frecuente, para la cual existen tratamientos efectivos. Según él, la reactivación del virus de la varicela-zóster, que causa el herpes zóster, rara vez produce complicaciones graves.
Por lo tanto, considera que no hay justificación suficiente para incluir esta vacuna en los calendarios vacunales nacionales, como ocurre en España a partir de los 65 años.
Además, destaca que las campañas de promoción de esta vacuna han exagerado los riesgos del herpes zóster mediante estrategias de marketing basadas en el miedo. Estas campañas buscan transformar una enfermedad manejable en una amenaza grave para fomentar su aceptación entre la población.
Eficacia limitada de las vacunas
El médico critica duramente la eficacia de las dos vacunas disponibles contra el herpes zóster:
- Zostavax: Es una vacuna viva atenuada que utiliza el mismo virus que la vacuna contra la varicela pero en mayor concentración. Según Gérvas, esta vacuna tiene una eficacia limitada y está contraindicada en personas inmunodeprimidas. En Estados Unidos ha habido miles de demandas por los daños provocados por esta inmunización.
- Shingrix: Es una vacuna recombinante de ADN que requiere dos dosis y está dirigida especialmente a personas con riesgo de inmunodeficiencia. Aunque tiene una mayor eficacia que Zostavax, este galeno señala que produce más efectos adversos.

En general, califica la eficacia global de estas vacunas como «muy baja», estimada entre un 3% y un 6%, lo que refuerza su argumento de que no son necesarias para la mayoría de la población.
Crítica al modelo de promoción de las vacunas
Gérvas compara las campañas publicitarias de las vacunas con estrategias comerciales empleadas en otros sectores, como el mercado de sistemas de seguridad. Según él, estas campañas generan miedo en la población mediante noticias alarmistas sobre los riesgos del herpes zóster para aumentar las ventas.
Este enfoque, conocido como «disease awareness» (concienciación sobre enfermedades), es una táctica comúnmente utilizada por las industrias farmacéuticas.
En este contexto, este profesional sanitario menciona cómo estas estrategias también se han aplicado a otras vacunas, como la de la gripe o el papiloma humano, generando debates sobre su verdadera necesidad y seguridad.
«¡Y ahora dicen que disminuye la demencia! Que no le timen. No hay milagros. La demencia disminuye con mejor formación, mejores ingresos y mejor nivel de vida. Y evitando medicamentos innecesarios«, comenta el doctor.
Desde una perspectiva ética, el Dr. Gérvas critica lo que percibe como un «todo por el dinero» en la promoción de esta vacuna. Argumenta que es irresponsable vacunar sin explicar adecuadamente a los pacientes los riesgos y beneficios reales. Para él, lo prudente sería no vacunar a menos que existan razones médicas claras y bien fundamentadas.
Además, cuestiona si estas decisiones están realmente orientadas al beneficio del paciente o si responden más a intereses económicos de las compañías farmacéuticas.
Demencia, vacuna herpes zóster, y vacuna Covid
Si empleamos la lógica, como indica Juan Gérvas: «Si la vacuna del herpes zóster disminuyese la demencia, la vacuna de la Covid-19 la incrementaría, puesto que esta inmunización aumenta los casos de herpes zoster. Vaya lío para la población.
¿Cuál es mi postura sobre la vacuna contra el herpes zóster? Pues cuestionar su necesidad generalizada, su limitada eficacia y los métodos éticamente cuestionables empleados para promoverla. Con seguridad el herpes zóster no representa un problema sanitario grave para justificar su inclusión sistemática en calendarios vacunales.
Y no hay que olvidar que la vacuna herpes zóster incrementa la frecuencia de herpes zóster en quienes lo han padecido previamente. Otra cosa importante. El estudio en Gales, publicado en Nature, que está llevando a esos titulares de propaganda falsa tipo «Prevenir el Alzheimer» es con una vacuna herpes zóster que se dejó de comercializar en Estados Unidos en noviembre de 2020, la citada Zostavax. Esta vacuna fue abandonada por baja efectividad y efectos adversos (muertes incluidas).
Y hay más: La vacunación previa contra la gripe anula el efecto «beneficioso» de la vacuna herpes zóster contra demencia. De hecho lo empeora; se obtienen peores resultados.
Reconozco el valor potencial de algunas intervenciones médicas preventivas, pero hay que abogar por una medicina más prudente y basada en evidencias sólidas, evitando caer en estrategias comerciales o medicalización innecesaria.