#VacunaPapiloma …no estamos tontos que sabemos lo que queremos…

Resulta que el Gobierno de Japón va y deja de recomendar la dichosa vacuna del papiloma (del papiloma humano, vaya). Pues nada, los japoneses deben ser tontos y nosotros como ellos. Sí, es que también resulta que una de las mayores instituciones sanitarias de Estados Unidos, los Centros de Control de Enfermedades (CDC) continúan clamando por ella.

Claman por ella mientras el Gobierno estadounidense paga cuantiosas indemnizaciones por los daños que provoca la vacuna cuestionada: Casi seis millones de dólares en compensar los daños de la vacuna del papiloma. Total, nada;

«compensamos porque es tan tan buena… eficaz, segura… que dios ha venido de nuevo a salvar a la humanidad de sus pecados vaginales (u orales, Michael Douglas y su particular manera de enfocar de marketing de la prevención dixit) y se ha transformado para ello en papilomavacine«.

El asunto sería serio si no fuera porque los CDC están plagados de conflictos de intereses, en roman paladino, que siendo una institución PÚBLICA, favorecen de manera constante a las industrias sanitarias.

Por cierto, Japón es un país muy interesante respecto a vacunas; vale la pena echar un ojo a este texto (uno de los firmantes es el científico Peter Doshi). El sistema japonés es totalmente voluntario y alcanza altas cotas de personas vacunadas. 

El artículo de Doshi se centra en aspectos éticos y prácticos:

-Destaca que Japón abandonó la obligatoriedad de vacunar en 1994, tras décadas de vacunación obligatoria.

-Abandonó la obligatoriedad por los problemas de seguridad de las vacunas, que ya produjeron gran rechazo desde 1962, por los graves reacciones adversas de la vacuna anti-gripal en escolares y luego con la triple vírica y con la difteria-tétanos pertusis y otras.

-Hubo reclamaciones judiciales y pérdida de la confianza de la población.

-En 1976 se estableció un sistema de compensación por daños de vacunas.

-En 1994 se estableció un calendario mínimo (en número de vacunas y en dosis) recomendado y las vacunas siguientes se han introducido como «de elección propia«; todas ellas son gratuitas.

-Lo que prima es la autonomía de la familia y del paciente.

-Logran muy buenas coberturas pero tienen que ser muy respetuosos y convencer a pacientes, familias y población.

-Otro mundo, sin fundamentalistas pro-vacunas.