Medicalización de la vida y el negocio de etiquetar enfermedades
Me ha encantado un texto titulado Medicalización de la vida. Etiquetas de enfermedad: todo un negocio que se publica en la revista de Atención primaria. La sociedad ha desplazado al campo médico problemas sociales. La obsesión por una salud perfecta se ha convertido en un factor patógeno predominante. De manera paradójica, a la vez que mejora el nivel de salud de la población, existe un aumento del número de enfermedades y enfermos.
Como reconocen los tres profesionales sanitarios que firman este trabajo:
En la práctica clínica diaria, y por diferentes motivos, ponemos «etiquetas de enfermedad» a comportamientos o acontecimientos que no son más que elementos que integran el carácter o manera de ser de las personas, o bien se trata de reacciones saludables ante situaciones vitales acontecidas como conflictos laborales, familiares, escolares o duelos.
En el artículo se analizan los agentes responsables del proceso de medicalizar y las consecuencias que ello conlleva, deteniéndose en el efecto iatrogénico de las intervenciones innecesarias. Es que la medicina ha avanzado tanto que está acabando con la salud de las personas.
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Mejora el nivel de salud de la población pero a costa de aumentar el número de enfermos
[/pullquote]Hacer creer a la gente que tiene una enfermedad puede ser una sustanciosa fuente de ingresos. La medicina moderna nos hace creer que van apareciendo nuevas enfermedades a las que solo la técnica puede dar respuesta. Los autores del texto identifican cinco modos de comerciar con enfermedades:
▪ Venta de procesos normales de la vida como procesos médicos, como la vejez o el embarazo
▪ Venta de problemas personales y sociales como problemas médicos: el desempleo, la fobia social
▪ Venta de riesgos como enfermedades: osteoporosis o hipercolesterolemia
▪ Venta de síntomas ocasionales como epidemias de extraordinaria propagación, como la disfunción sexual femenina
▪ Venta de síntomas leves como indicios de enfermedades más graves: colon irritable
Merece la pena leer entero el artículo porque se identifican nuevos síndromes que os pueden llevar a la consulta y la receta. ¿Quienes son los responsables de todo esto? Pues en realidad todos los somos: la propia sociedad, los profesionales que participan de ello, los medios de comunicación, las administraciones y la industria. Y explican porqué.
He leído el artículo y comparto plenamente su contenido. Creo que sintetiza muy bien la situación, incluyendo la paradoja de que se ofrece insistentemente una Medicina omnipotente a la vez que pacientes con enfermedades serias sufren las carencias reales de esa Medicina (carencias de fármacos efectivos pero también las asociadas a una mala organización que, presuntamente, irá a peor con la eliminación de médicos “viejos”).
Puede hacerse de todo una lectura simplista: la industria farmacéutica, en connivencia con sociedades científicas u asociaciones de enfermos (reales o imaginarios) crea enfermedades para vender un producto. Eso es cierto pero no es toda la verdad.
Hay también un encarnizamiento diagnóstico propiciado por una medicina defensiva y en el que la industria diagnóstica juega un papel relevante. Es cierto que se inventan riesgos para vender fármacos que supuestamente los controlen, pero también se inventan para medirlos.
Las industrias de grandes máquinas de análisis automatizados y de imagen dirigen en la práctica la Medicina actual. Aparentemente, no venden nada, pero en realidad el mercado de material instrumental y fungible asociado se lucra en buena medida de esa medicalización de lo normal.
Me interesa recalcar también anecdóticamente cómo esa medicalización se ceba como encarnizamiento diagnóstico en el embarazo, por tomar uno de los ejemplos citados en el trabajo. La obsesión higienista convierte un embarazo normal (los hay que no lo son, qué duda cabe) en una enfermedad múltiple, sometida a todo tipo de cribados analíticos y ecográficos y confirmaciones varias. La obsesión que gira en torno a la prevención de la diabetes gestacional, por ejemplo, (que sí hay que prevenir, claro) es paradigmática de los excesos que se dan en nuestro país, sin ir más lejos: test de O’Sullivan seguidos de curvas de sobrecarga de tres horas más otras curvas si hay un punto positivo….
Estamos en una situación delirante de hipocondrización generalizada. Y, a la vez que no hay, o dicen que no hay, para pan, compramos estampas.
Preocupante ese interés en medicalizar de forma expansiva cuando existe una enorme dificultad en conseguir curaciones, e incluso alivios y aquí estoy metiendo todas las terapias, ya sean ortodoxas o no.
¿Cuándo tendremos estadísticas que nos acoten las expectativas de cada terapia ya sea química, quirúrgica o mágica?
¿Cuándo tendremos Foros que, con todos los respetos necesarios, pongan a cada terapeuta en su lugar?
Cuando el terapeuta intenta alargar tratamientos de pago que no funcionan, ¡mala señal! Si realmente cree en su terapia, a partir de las 2 ó 3 primeras sesiones, el pago debería estar condicionado a la consecución de resultados.
Parece que es mejor un buen terapeuta que aplique una terapia poco fiable que lo contrario. El factor humano parece ser una gran terapia por sí misma.
Lamento haberme ido un poco del tema central.
Muchas gracias, excelente artículo, efectivamente. Muy bien redactado y muy bien documentado. Lo que me llama la atención es que la ideología de la salud totalitaria es compartida tanto por la fría racionalidad de los economistas de la derecha como por las tiernas almas de una buena parte de la izquierda.
Hola Miguel, gracias por tu trabajo de denuncia y cuestionamiento respecto el mundo de la salud. Quiero aprovechar tu blog para publicitar el mío recién comenzado:
http://mentesofia.blogspot.com.es/
Gracias y mucha suerte !