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La seguridad y eficacia de los medicamentos en entredicho

El oncólogo Javier Herráez, especialista en tratamientos biológicos del cáncer, me envía esta colaboración que publico a continuación resumida:

Es interesante ver cómo están respondiendo las «Autoridades» tras los hechos conocidos por todos y derivados de la alta sospecha de irregularidades en el intento de implantar a nivel mundial una vacuna como la de la GripeA/H1N1v. Me ha sorprendido gratamente que nuestras autoridades directas, es decir el primer escalón por encima de la población usuaria del sistema de salud, están reaccionando también y tomando medidas.

Ello nos debe animar a comprender que las acciones individuales, tras haberse producido en un grupo de población suficiente, han tenido su fruto. La población ha respondido con el arma más potente: informarse y tomar individualmente la decisión «soberana» de no vacunarse a pesar de la «alarma social». Recordemos que la alarma social es sin embargo algo políticamente muy incorrecto sin embargo en este caso se les ha visto el plumero. Porqué no decirlo también: los gobiernos han comprado las vacunas y se han equivocado, aunque alguno sí acertó y no se dejó asustar. Finalmente en la OMS se han iniciado investigaciones al respecto. Es decir: «la cosa a pasado a mayores», «nos hemos hecho conscientes de algo importante«.

En esta línea querría comentar que periódicamente la Comunidad de Madrid nos remite a los médicos el denominado Boletín Informativo RAM [Reacciones Adversas a Medicamentos] del Centro de Farmacovigilancia de la Comunidad de Madrid con el fin de informar entre otras cosas y principalmente sobre actividades de farmacovigilancia. Es decir nos dan «alarmas» sobre efectos o posibles efectos secundarios de medicamentos. En él se adjunta una llamada «Targeta Amarilla» con la que cada médico puede notificar si tiene sospecha de que en sus pacientes se hayan producido efectos secundarios importantes que pudieran ser atribuídos a alguno de estos «productos».

Pues bien, este mes el boletín es especial. La sección «Comunicación sobre riesgos de los medicamentos. Novedades» comienza con un primer artículo titulado Seguridad de vacunas frente a la Gripe A/H1/N1v. Lo sorprendente es que, aunque tiene este título y en su primer párrafo se hace alusión a esta vacuna, el artículo se dedica exclusivamente a explicarnos la importancia de estas notificaciones en general, sin abundar en el caso de la vacuna que cita el título. Para ello comienzan informándonos sobre cómo se tramita esta información y cuales son los organismos competentes, cómo se derivan medidas si son pertinentes, pero sin tratar el objeto que nos convoca. Tras leer varios párrafos técnicos que los profesionales ya conocemos podemos deducir unas importantes conclusiones:

Los medicamentos no disponen de validación adecuada que nos permita estar seguros de que no se van a producir efectos secundarios no conocidos incluso graves. Esto ha sido así sobre todo en el caso de esta vacuna que no tiene estudios ni siquiera mínimos, como se suponía obligatorio antes para cualquier medicamento nuevo. Por ello cuanto más antiguos sean y se tenga más experiencia en ellos: menos inseguros serán los medicamentos.

-Las autoridades se articulan en diversos estamentos que hacen de «filtros» de la información y que son los poseedores de la información. Nosotros mismos somos los que les facilitamos la información pero ellos son los únicos que disponen de toda la información en conjunto. Es decir ellos conocen la realidad y luego nos la cuentan como consideran que deben hacerlo y en forma de «informes».

-La autoridad competente no es el médico, ni el Estado o su Sistema Nacional de Salud, sino la Comisión Europea: ellos deciden y ordenan si es necesario lo que hay que hacer.

-Pero afortunadamente al final todo parte de la responsabilidad individual de cada uno, no de las autoridades. En este caso de la responsabilidad de los médicos particulares que deberíamos ser mucho más activos y rellenar siempre estas tarjetas. De lo contrario ellos se pueden escudar en que no conocían esos efectos. Así queda evidente también que no es necesario que se hayan hecho estudios clínicos previos completos o más seguros.

-Por extensión es también necesaria la actuación responsable de los ciudadanos-pacientes, que deberían siempre comunicar a sus médicos si tienen sospechas de haber sufrido efectos secundarios.

-Es decir: esta medicina que alardea de «científica» es «casi totalmente empírica» al igual que la medicina natural, aunque con bastantes más riesgos. Y no solo eso, depende de las decisiones de «comités» y no de los resultados de experimentos científicos validables y repetibles.

Para rematar la información nos recuerdan que «todo finalmente lo deciden unas autoridades«.

Más info: El libro Traficantes de salud. Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad (Icaria, 2007).

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13 comentarios

  1. La Medicina era una ciencia empírica porque no disponía de leyes hasta que hace mas de 30 años Rylke Geerd Hamer las descubriera.

  2. http://farmacovigilancia.tv/blog/la-patronal-propone-que-las-reacciones-adversas-de-los-medicamentos-solo-se-haga-en-ingles/

    La notificación de reacciones adversas a Farmacovigilancia es un auténtico caos. No hay criterios estandarizados. En cada Comunidad Autónoma cada Consejería va a su aire. La notificación RAM la hacen los médicos, si quieren, y si no quieren o no les agrada el tema, pues no lo hacen; los pacientes no intervienen. Con lo cual ya sabemos de sobra que las reacciones adversas reales serán muchísimo más numerosas de las que Farmacovigilancia tiene notificadas. Encima ésta en vez de actuar de forma clara, crítica, para conocer realmente si hay algún efecto indeseable con algún medicamento, más bien da la impresión de estar protegiendo siempre la imagen del medicamento.

    Y es que algo parece no encajar del todo: La Agencia del Medicamento es la encargada de autorizar el uso y dar el visto bueno para la comercialización y también la encargada de su retirada en caso necesario. Admito que puedo equivocarme, pero mi interpretación es como si se tratara de «juez y parte». Esto es, si autorizaran la comercialización de un medicamento de forma rápida y sin las suficientes garantías de eficacia y seguridad -como lamentablemente ha ocurrido con algunos medicamentos y cada vez parece que está ocurriendo más-, para que su labor inicial de autorización no quedara en entredicho se resistirían a retirarlo y sólo lo harían cuando no tuvieran más remedio por lo abrumador y escandaloso del caso. ¿Puede que esté ocurriendo esto realmente? ¿podemos estar tranquilos de que Farmacovigilancia protege nuestra salud y no los intereses de las Farma?

  3. En este escrito se lee «esta Medicina, que alardea de cientifica es casi totalmente empirica» (como que si no fuera una ciencia ni de tipo empirica) y lo correcto habria sido expresar «la Medicina es una ‘ciencia empirica’, pues no es ‘formal’ (las unicas ciencias formales son la matematica y la logica), de aqui la importancia de remitirse a los resultados de sus implementaciones». Si se expresara asi, ademas de calificarla correctamente, todos podriamos entender mas facilmente que en sus terrenos todo depende de los resultados observables en cada individuo y en la colectividad de ellos.

  4. Según el British Medical Journal, en su artículo Clinical Evidence del año 2006, de 2.500 tratamientos médicos analizados, apenas el 13% eran claramente beneficiosos, y 23% algo beneficiosos, el resto, 64%, van desde ineficaces hasta tóxicos y letales. Siendo particularmente burdos las quimioterapias contra el cáncer, las estatinas para bajar el colesterol, los antidepresivos y los antinflamatorios COX2. Pero el peor de todos es el llamado HAART, terapia antirretroviral altamente activa, el cóctel contra el VIH, un abordaje terapéutico carísimo y letal.

  5. Señor Alredol, cuando hablo de información de calidad me refiero precisamente a información veraz y accesible, y actual, y responsable.

    Llevo muchos años analizando el derecho a la información en salud, y le aseguro y le puedo acreditar que no estoy en la línea de las asociaciones ni de la big pharma, a los cuales no les interesa la información, les interesa la publicidad al paciente.

  6. Me da mucha alegría y confianza pensar que individualmente somos capaces de decidir sobre nuestra salud sin dejarnos embaucar, creo que es importante que tengamos autonomía para buscar información veraz y poder decidir por nosotros mismos. Últimamente nos alarman y nos pretenden hacer consumidores de ciertos «remedios», metiéndonos miedo. De todo esto podríamos sacar una enseñanza positiva, al aprender a ser más prudentes y no creernos a ciegas todo lo que nos dicen. El tener una actitud crítica ante lo que viene de los medios de comunicación nos puede ayudar a tener más poder, independencia y libertad como individuos.
    Espero que seamos sensatos y prudentes también con la implantación obligatoria y masiva que pretenden hacer de los escáneres corporales en los aeropuertos. Podría ser algo como la vacuna de la gripe A, que no está suficientemente experimentado y que nadie asegura que sea inocuo. Deberíamos pedir explicaciones al respecto y no permitir que nos obliguen a pasar por ellos sin tener seguridad de los posibles efectos secundarios que se pueden presentar en el futuro.

  7. Eso de «información de calidad» Sr Almodovar evoca comites de la Food and Drug Administration, de alguna revista colegiada de prestigio o de algún Royal College o de alguna asociación de «pacientes» con apoyo de Big Pharma y letrados tiburones.

    Sobre fármacos queremos información veraz y accesible eso es todo. Y donde no la hay queremos la falta de ella, dudas, e interpretaciones expuestas sin mistificaciones pseudocientíficas. Y mucho más periodismo crítico como el de Miguel.

    ¿Porqué hay hoy que pagar cantidades enormes para leer artículos independientes y adecuadamente editados en algunas especialidades? ¿Acaso no quiere decir eso que gran parte de la información en revistas colegiadas está controlada por Big Pharma? Y estoy hablando de revistas colegiadas, no digamos las que regalan los laboratorios.

  8. El principio de la autonomía de la voluntad del ciudadano en las decisiones que conciernen a su salud debe tener como base una información terapéutica de calidad (actual, veraz, adecuada y responsable).

    El actual escenario de salud debe cambiar para que este principio sea una realidad. Durante mucho tiempo la salud ha sido cosa de profesionales, pero llega el momento, a través de la información, de que el ciudadano coja las riendas, se convierta en el eje de los sistemas sanitarios, y exija información y educación en salud, a la vez que autoresponsabilidad por las decisiones que toma basadas en una información de calidad. Ni los médicos, ni los farmacéuticos, ni las autoridades públicas nos han informado adecuadamente sobre qué son las vacunas, para qué son, reacciones adversas, entre otras muchas cosas. Luego pretenden que nos vacunemos a las primeras de cambio! El ciudadano comienza a tomar decisiones propias en salud. Es un paso.

  9. Estoy totalmente de acuerdo con Clara. Esta información es trascendental y deberían conocerla todos los ciudadanos para poder decidir con auténtico conocimiento de causa ante situaciones como la no-pandemia con la que intentaron llevarnos a una vacunación masiva, innecesaria y muy arriesgada.
    Con vuestro permiso recogeré la información en mi blog.
    Gracias por vuestra labor.
    Un saludo.

  10. Hace unos dos años que tuve un accidente y me rompí la tibia y el peroné, el especialista que me atendió, me recetó unas pastillas para la recuperación del hueso y me recomendó muy encarecidamente que fuera a verle dos o tres dias despues de tomarme la primera dosis, pero ni en el Centro donde me habia atendido hasta entonces, ni dándome ninguna hora o que constara en algún lugar mi visita. Esto, junto a la dificultad que tuve para conseguir el medicamento (que era nuevo y en las farmacias todavia no lo tenian) me encendió la bombilla de la desconfianza y el médico todavia me está esperando. Hice la recuperación por mi cuenta y mi médico homeópata hizo el resto.
    Yo soy de la vieja guardia (tengo casi 60 años) y con muchos médicos me sucede lo mismo que con muchos policías, me dan mas miedo que confianza.
    Gracias Miguel por tu trabajo. Y al Sr. Javier Herráez.

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