Hormonas informe
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Peligroso cóctel de tóxicos en los alimentos españoles

Directo a tus hormonas: Guía de alimentos disruptores. Residuos de plaguicidas con capacidad de alterar el sistema endocrino en los alimentos españoles, es un informe que publicó Ecologistas en acción (EeA) que merece la pena conocer. Es algo así como el estado de la alimentación en España.hormonas tóxicos

Los plaguicidas contaminantes hormonales presentes en los alimentos exponen a la población a un peligroso cóctel de tóxicos que diversos estudios científicos relacionan con daños en la salud humana.

El 28% de las productos analizados por EeA tienen residuos de plaguicidas. El porcentaje aumenta hasta el 45% en frutas y verduras.

Lo que han hecho en Ecologistas en Acción es analizar datos oficiales de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) para alertar del peligro que supone la exposición de la población española a plaguicidas a través de la alimentación.

Este trabajo se centra el análisis en un tipo de plaguicidas, los contaminantes hormonales (también conocidos como disruptores endocrinos o EDC), con capacidad de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal tanto de seres humanos como de animales.

peras tóxicosLa exposición de la población a estos tóxicos se relaciona con enfermedades y daños en la salud cuya incidencia ha crecido en las últimas décadas como pérdida de fertilidad, malformaciones congénitas, diabetes, obesidad, daños en el sistema inmune, autismo, síndrome de hiperactividad y diversos tipos de cáncer como el de mama, próstata, testículos o tiroides.

La guía elabora una lista de los diez alimentos más contaminados.

Las peras, con 16 plaguicidas EDC, ocupan el primer puesto (en total se han encontrado la asombrosa cifra de 49 plaguicidas diferentes en las peras).

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Los 16 contaminantes hormonales de las peras: captan, clorotalonil, clorpirifós, clorpirifós-metil, cipermetrina, deltametrin, fenoxicarb, iprodione, lambda-cialotrin, ditiocarbamatos, metiocarb, miclobutanil, penconazole, pirimetanil, tebuconazole, tiacloprid

 

[/pullquote]Como si una Blancanieves tóxica nos invitara, les siguen las manzanas, en las que se han encontrado restos de trece plaguicidas EDC de un total de 32.

La lista envenenada continúa así: Melocotones nueve de 16; naranjas ocho de 18; espinacas ocho de 16; pepinos siete de 17; zanahorias siete de 15; tomates seis de 20; uvas de mesa seis de 20; y mandarinas seis de nueve.

La alimentación ecológica no se libra de la epidemia de intoxicación de los campos en nuestro país. A pesar del cuidado que ponen los productores ecológicos en la elaboración de sus productos, en ocasiones se producen contaminaciones accidentales.

Esta es, según explican quienes han realizado el trabajo de investigación, con toda probabilidad, la explicación de la presencia de residuos de plaguicidas en tres muestras de alimentos de producción ecológica, una muestra de cebollas y dos muestras de naranjas.

Los datos del informe de EeA incluyen resultados de análisis de residuos de plaguicidas en 2.384 muestras de productos animales, cereales, frutas, verduras y otros productos vegetales, productos procesados, alimentos infantiles y otros alimentos. Las muestras incluyen también alimentos importados presentes en el mercado español.manzanas

Hay que explicar que los alimentos infantiles analizados y el pescado no ofrecieron casos de contaminación por plaguicidas. El 96% de las carnes tampoco y fueron el grupo de muestras más amplio con 656 productos. Los alimentos procesados portaban tóxicos en un 83% de los casos y los cereales en un 65%.

Es importante señalar que los programas de control de contaminantes en alimentos no analizan todos los plaguicidas en uso y además, para reducir costes, sólo analizan un número limitado de plaguicidas en cada alimento. Por ello es posible que algunos alimentos contengan aún más residuos de diferentes plaguicidas que los que muestran los datos.

Por ejemplo, mientras que el glifosato es el herbicida más usado en los campos españoles no se ha analizado si está presente en los alimentos…

Para los que tengáis curiosidad por saber cuales son los cuatro plaguicidas con los que más nos “alimentamos”: clorpirifos, cipermetrina, deltametrin y Ditiocarbamatos: maneb y mancoceb.

toxicosEsta situación debe servir de alerta a las autoridades sanitarias y ambientales, dados los graves daños sobre la salud relacionados con la exposición a bajas dosis de mezclas de plaguicidas.

Además, tal como señalan los científicos y las autoridades europeas, es posible que no existan límites de exposición segura a sustancias con propiedades de disrupción endocrina, por lo que cualquier nivel de exposición a estos plaguicidas puede suponer un riesgo.

Los datos muestran una amplia contaminación de frutas, verduras y otros productos vegetales, con insecticidas y fungicidas cuyo uso está autorizado. Sin embargo, los productos de origen animal están contaminados principalmente con sustancias prohibidas hoy en día, como DDT, endosulfán, o clordano.

Estos resultados reflejan cómo los plaguicidas persistentes y bioacumulativos pueden contaminar los alimentos incluso después de ser prohibidos, al seguir presentes en la cadena alimentaria por la contaminación del medio ambiente.

Es necesario pues prohibir el uso de sustancias activas con propiedades de alteración endocrina. También transformar el insostenible sistema agrario industrializado a un sistema agroecológico.

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12 comentarios

  1. Cuanto antes se logre contrarrestar a los plaguicidas, será mejor para la salud de todos. Uruguay tiene porcentajes altos en cuanto a cáncer y otros similares. La huertita en el jardín de la casa no me parece para nada efectiva, es apenas un paño tibio. Pero sí podría estimularse la formación de clubes de hortelanos. No necesariamente cooperativas de producción aunque no es descartable. En todos los países existe población pasiva o inactiva por diferentes circunstancias. Jubilados, estudiantes, presos, discapacitados, etc. que podrían encontrar momentos felices con una actividad hortícola. El contralor del estado sobre plantaciones que vierten en los rios y arroyos circundantes los tóxicos que la lluvia les lleva. Por lo consiguiente, habilitar lugares de venta como ser ferias vecinales. En fin, lo que pienso es que si se consigue organizarse, se pueden mejorar las condiciones tóxicas actuales.

  2. Más que un comentario es una pregunta o reflexión. Los que entendemos o hemos visto el peligro de lo que comemos y después de leer este artículo, ¿Que alternativa nos queda? no podemos pensar el tener que esperar a que las autoridades hagan algo y mientras tanto sigamos envenenándonos. Tiene que haber alguna alternativa que podamos hacer cada uno. Esta bien alertarnos, pero creo que también hay que poner alternativas que podamos realizar y no me refiero a movilizaciones para que el gobierno cambie, cosa que seguro no pasará, sino mostrar otras formas de alcanzar una buena alimentación sin venenos.

    1. La solución inmediata es consumir frutas quitando la cascara y lavarlas bien.
      El jugo de limones neutraliza en gran parte los toxicos.
      Consumir Vegetales organicos.
      Sembrar en tu propio jardín asi por lo menos sabes lo que consumes.
      Exigir a las autoridades etiquetas en los productos transgenicos.

      1. Es insuficiente, pelar y lavar las frutas y verduras, cuando se trata de fitosanitarios de tipo “sistémico”, ya que atraviesan todos los tejidos de la planta, de manera que pueden ser aplicados en la superficie para alcanzar el interior. Eso solo es útil en caso de fitosanitarios del tipo “de contacto”, ya que se quedan en la superficie del vegetal. Pero estamos hablando de disruptores endocrimos, que son del tipo sistémico.

    2. Si comes 200 kg de fruta por dia durante 5 años seguidos .creo tal vez tengas que preocuparte …..puede ser una buena opcion vivir en la antartida ó en marte en la ciudad y el hogar hay muchisimos contaminantes.

      1. cuando Jorge vea a su alrededor que todos sus familiares mayores, y los de sus amigos van enfermando por transtornos del cerebro, o cáncer, y van muriendo casi todos, quizá empiece a plantearse que no son necesarios 200 kg por dia;
        para los que ya estamos en ese caso, y no queremos ser los siguientes, la pregunta es valida ¿qué hacer?
        seguir indagando en la respuesta es importante, vale una vida:
        lo que debemos hacer es seguir buscando soluciones, alimentos que contrarresten esos efectos, aunque la ciencia se equivoque y progresivamente se vaya corrigiendo a sí misma; seguir exigiendo a los gobiernos una legislación cada vez más estricta, exigir educación en salud y nutrición, exigir sistemas de crianza y cultivo saludables, no es de recibo tragar con los transgénicos ni con exceso innecesario de químicos; y esta demostrado que son innecesarios y que hay alternativas productivas.

      2. Muchas gracias Jorge por matizar. Gracias Miguel por oportunamente traer a colación.

        Supongo que habrá realizado sus cálculos, seguramente desde una posición diplomada en toxicología y salud pública, acaso en endocrinología.

        Seguro podrá ilustrarnos sobre los parámetros que empleó en su ecuación. ¿Incluye su modelo variables y errores como ser-para mencionar algunas-?:
        – la exposición dérmica crónica a los xenobióticos que nos ocupan
        -la exposición respiratoria crónica
        – la interacción entre varias de estas sustancias que actúan sobre los mismos procesos y tejidos diana
        -La bioacumulación, (una de las razones por las que se han hallado concentraciones en leche materna de estas noxas, de tal tenor que si se hallaren en productos comercializados, su venta quedaría vedada)

        Y sobre las covarianzas y factores no observables e incertidumbres: ¿Corrige usted su previsión usando factores para susceptibles en particular? ¿Ha incluido allí, siquiera grosso modo, algún grado según, el ser morador de áreas habitables -por ahora- de la madre tierra implicare o no un incremental riesgo a desarrollar vulnerabilidad?

        Quizás pueda aportar usted hipótesis que expliquen el que en tantas latitudes diferentes estemos presenciando semejante advenimiento de enfermedades emergentes, o las inéditas manifestaciones clínicas en la interacción entre humanos y patógenos viejos.

        Cada vez que entra a un supermercado o quizás a veces en los mercados de pueblo mismos: ¿ha visto usted alguna vez remoto vestigio de alguna especie de insectos y otros parásitos en derredor de los mostradores? ¿Tiene alguna hipótesis para explicarnos la ABSOLUTA ausencia de tales organismos en estos entornos?
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        Es un defecto el que en estos blogs no quepa declaración de conflictos de interés de los ilustres aportadores. Aquellos que hacen afirmaciones tan taxativas, por autoestima al menos, debieran presentarse con razón social y bagaje.

        Por lo que a este servidor compete: sin intereses ni ganancias.

        Enrique Y. Bitchatchi Agay MD; MPH

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