La cronificación del estrés emocional puede provocar cáncer
Las emociones por sí mismas no causan cáncer pero hay pruebas científicas de que el estrés si es crónico desencadena mecanismos biológicos que pueden desembocar en un cáncer. Ello puede romper moldes en la medicina como la conocemos, lo que genera reacciones como la propuesta del PSOE de perseguir “pseudociencias” con argumentos que contradicen a la ciencia puntera.
En una entrevista que le hacen en El Periódico Pere Gascón, uno de los máximos exponentes internacionales en la investigación del sistema nervioso y su relación con el cáncer, ex jefe de servicio de Oncología del Hospital Clínic de Barcelona, narra los progresos que se han hecho en los últimos años para comprender la citada relación.
Cuenta el profesional que el cáncer siempre surge de un proceso inflamatorio y crece más en ese ambiente. Las células del propio tejido inflamado se van multiplicando, con intención de repararlo, hasta que hay un error.
La inflamación no es la de cuando se tuerces un tobillo sino la provocada por el desequilibrio en nuestro organismo de las bacterias beneficiosas y las que no lo son, virus o factores ambientales o exógenos como el tabaco, asbestos o amianto y tantos productos tóxicos tóxicos que ingerimos con la comida o con los que convivimos de manera cotidiana.
Por ejemplo, ¿qué hace el tabaco que es algo que conocemos bien desde hace mucho tiempo? Causa una inflamación crónica en los pulmones. Fumas e irritas constantemente los bronquios.
Eso es un campo abonado –no todos los fumadores lo sufrirán– para que una célula cancerosa anide allí. Para que se produzca una mutación”, argumenta este médico investigador.
En sus trabajos, el galeno comprobó que esos cánceres también tienen receptores como el del neurotransmisor adrenalina. Luego, si en las células cancerosas existen receptores de neurotransmisores, eso significa que el sistema nervioso está dialogando con el cáncer. Cuando el sistema nervioso está equilibrado, las defensas están óptimas. Esto se ha demostrado, afirma. Un buen sistema nervioso que permite dormir bien, estar equilibrado y hacer ejercicio físico potencia el sistema de defensas.
Las sustancias que más ha estudiado este profesional son los neurotransmisores inflamatorios y he observado la conexión entre inflamación, cáncer y sistema nervioso. Le pregunta la periodista, ¿esto relaciona al cáncer con los choques emocionales fuertes? Su respuesta:
–Por ahí puede ir la cosa. Pero, yo he dicho por activa y por pasiva que las emociones no causan cáncer. El cáncer es consecuencia de un proceso lento y el organismo tiene una capacidad de regeneración brutal. No es fácil generarlo. Surge de la rotura de muchos sistemas corporales. Lo que causa el cáncer no es la emoción, sino el proceso que conduce a un ambiente celular inflamatorio, que es esa situación personal negativa. El estrés emocional crónico puede poner en marcha el proceso que inicia un cáncer”.
Cada vez tenemos más evidencias científicas (pruebas) de que cuando una persona sufre estrés crónico, de meses –por la muerte de una persona que te rompe la vida o la pérdida de un hijo–esas emociones conducen a un estrés en el que se liberan citoquinas inflamatorias, sustancias que crean un ambiente proinflamatorio del que no se es consciente.
Como siempre, recomiendo leer la entrevista entera. El caso es que hay grupos políticos, el último ha sido el PSOE con una Proposición No de Ley (PNL) que ha presentado en nombre de las persecución de lo que ellos llaman “pseudociencias” y que impulsa medidas legales basadas en argumentos como:
Entre las diferentes causas endógenas o exógenas del cáncer no existe evidencia sobre su relación con factores emocionales”.
Las emociones por sí mismas no pero los procesos fisiológicos que esas emociones desencadenan en nuestro organismo cuando se vuelven crónicas sí.
Honestamente, pienso que la mayor parte de los profesionales sanitarios saben que el estrés y los problemas emocionales pueden causar daños fisiológicos. Y creo que la mayor parte de quienes ejercen medicinas complementarias o no convencionales son responsables y no van metiendo miedo para lucrarse ni hacen afirmaciones grandilocuentes que conduzcan a falacias.
Pseudociencia hay en toda medicina. En la convencional, a la que acudimos con regularidad cuando tenemos un problema de salud y en la no convencional, a la que solemos acudir cuando la primera no nos arregla el asunto.
El asunto clave aquí está en lo de casi siempre, en la pasta, el money, el dinero; quién se reparte la tarta. Y en esto la población es el pastel. El mayor problema es el intrusismo y las batallas que desde lo convencional, sobre todo, porque es lo establecido, lo que se ha instaurado y lleva un rodaje y mueve tantos intereses que quienes se benefician de ello no quieren que nada cambie.
De los tres puntos en los que el PSOE resume su PNL (por cierto que Ciudadanos también ha intentado similares iniciativas represivas), el tercero insta al Gobierno a luchar contra el intrusismo.
Habría que ver también qué consideran “congresos acientíficos” porque yo cuando leo eso pienso en médicos –oncólogos también– moviéndose por todo el mundo de congreso en congreso ofreciendo sus ponencias o escuchando las de otros, pagados por laboratorios farmacéuticos con intereses en su ámbito de trabajo.
Y me pica la curiosidad por saber también a qué se refiere el PSOE con “información engañosa”, es que suena a censura pedir sanciones para quienes difundan lo que no interesa a quienes se reparten el pastel. ¿Los daños provocados por la mala medicina hoy serían la tercera causa de muerte -tras el cáncer- si la información sobre tecnologías sanitarias y medicamentos fuera veraz, honesta, ética y no en buena medida publicidad engañosa de quienes tienen intereses en ello?
Mucha hipocresía veo yo en este tema. Si los políticos quieren perseguir supuestas pseudociencias que lo hagan en TODA la medicina y sin olvidar que pare ello no se puede obviar el conocimiento científico puntero y la libertad de expresión (base de la democracia).
Dinero y poder, codicia, estatus, soberbia de creerse en posesión de la verdad. Pero esta se ríe de nosotros cada día. Verdad, ¿dónde estás que no puedo atraparte y poseerte?
Reduccionistas de todo pelaje (ahora también representantes políticos, acuciados por la presión mediática), con su simplona división del mundo en lo “científico” y lo “acientífico”. Activistas del MEADO (movimiento escéptico auto-denominado y organizado), infiltrándose en todo ámbito profesional, mediático, social y político para perseguir y erradicar toda opinión, toda creencia divergentes del ámbito de su pseudo-religión, toda esperanza que no se avenga a su autoritaria, fanática interpretación de la “ciencia.” Paternalismo de lo más rancio, el que no quiere que las personas decidan desde su libertad y responsabilidad, sino desde el miedo y la dependencia. Reduccionismo, pseudo-escepticismo y paternalismo: la trilateral del pensamiento único en acción.
Claro que hay que proteger a la población del fraude, del intrusismo, de cualquier ilegalidad en el ámbito sanitario. Políticos, profesionales, sociedad civil, todos a una. Pero, lo estamos viendo, empiezan denunciando “información acientífica”, “congresos acientíficos”, “pseudo-terapias”… ; continúan elevando a los altares a su supuesta deidad, la “ciencia”, a imponerla como tribunal supremo de toda actividad relacionada con la salud; y, a la que nos descuidemos, terminan amenazando la propia libertad de prescripción del médico y la autonomía de las personas. En estas estamos, el momentico de gloria de la trilateral.
A la ciencia, como imprescindible, irrenunciable instrumento para el conocimiento, lo que es de la ciencia, y a la libertad de las personas, lo suyo.
En relación con esto, quizás sean de algún interés argumentos y reflexiones vertidos en la carta abierta cuyo enlace adjunto (página 56 de la revista). Permitidme compartirla en este no menos reflexivo blog de Miguel.
http://www.medicinanaturista.org/images/revistas/mn12%281%29.pdf
Una forma de inquisición para imponer creencia en lo que de basura tiene la medicina alopática institucionalizada, que por cierto es no es poca basura. ¿Y qué sucede de la medicina hipocrática ˗básica o fundamental para la salud˗, y de la inherente higiene dietética ˗cuando se permite todo tipo de porquería: procesada, genéticamente modificada, etc., a modo de “alimentos”˗?
Por cierto que esto que llaman democracia en realidad no lo es. Es parti˗docracia y de ella listas de partidos por las que estúpidamente la gente sigue votando pese a sus sistemáticos incumplimientos que se podrían considerar más que deslealtad traiciones (aparte el hecho asimismo sistemático de la corrupción).
Para saber lo que sería la verdadera democracia recomiendo leer “Teoría Pura de la República” de Don Antonio García-Trevijano, que posiblemente se pudiese imponer de forma pacífica, siguiendo para ello las indicaciones de Don Antonio de votar mayoritariamente en blanco e ir a un periodo constituyente. (Véase dicha obra.)