Humanización de hospitales y sistema sanitario: “Centrar toda la atención en la dignidad de las personas”
Conocí al médico especialista en cuidados intensivos Gabriel Heras hace cinco años, cuando se puso en contacto conmigo para presentarme su proyecto sobre la humanización de la asistencia hospitalaria, en concreto en la Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Se trata de profesionales tanto sanitarios, como de otros ámbitos, que tienen claro que estamos anteponiendo las pruebas y los tratamientos, la tecnología, a la atención de las personas cuando enferman. El viernes pasado estuve con él y pudimos charlar sobre todo esto.
Me cuenta Gabi Heras que la profesión médica atraviesa una crisis y la situación en muchos hospitales es fiel reflejo de la misma.
Al parecer, según los estudios que se hacen sobre satisfacción del personal sanitario, alrededor de la mitad de los profesionales dejarían su profesión por los distintos fracasos del sistema sanitario.
Y una de las cosas que más frustra a personas que han elegido su camino llamados por la vocación es que el sistema sanitario sea como un ente con vida propia en el que no cuentan gran cosa los enfermos, ni las familias ni los propios profesionales.
El modelo que tenemos está deshumanizado y hace cinco años nos propusimos hacer investigación para ver dónde están los fallos y ofrecer medidas para intentar cambiar esta situación.
Queremos cambiar las reglas del sistema humanizando la atención hospitalaria desde donde más sensibles deberíamos ser como es una UCI. Sabemos que si damos ejemplo en ellas, otros ámbitos hospitalarios y de la propia medicina van a ir transformándose, humanizándose, como ya está ocurriendo”.
[youtube]https://youtu.be/8YKMGMW2Qik[/youtube]
Para Heras, tres son los principales problemas del modelo sanitario actual: Existe un déficit de personal para atender y bien a todas las personas que acuden a los hospitales y centros de salud; las estructuras son antiguas y no están todo lo bien diseñadas para que las personas sean el centro; y hay un déficit de formación de los profesionales.
Hay compañeros/as que creen que humanizar es ser más ‘buenos’, que es una cuestión de actitud personal pero es algo mucho más profundo. Humanizar no es ser bueno, buena persona, sino ser buen profesional; personalizar a la persona. Si por lo general no sabemos ni dar las malas noticias. Nos falta empatía con nuestros pacientes porque nadie nos ha enseñado en la universidad comunicación de noticias negativas”.
Pocas áreas de la medicina están tan tecnificadas como el intensivismo que se practica en las UCI. Allí el médico recibe a personas cuya vida corre peligro y tiene como misión hacer todo lo posible por intentar devolverlas al estado previo al accidente o condición por la que ha ingresado. Para ello dispone, escribiría que con suerte, de un auténtico arsenal tecnológico.
Pero ello provoca la deriva del llamado encarnizamiento terapéutico; en nuestro afán por ‘salvar vidas’ a veces nos olvidamos de que lo que tenemos conectado a una máquina además de un organismo es una persona. Una mañana no pude más y le dije a mi jefa que me iba, que dejaba el trabajo en el hospital. No podía trabajar así. Lo pasé mal. Demasiado tiempo en casa pensando. Tenía claro que me gusta mi profesión y quería seguir ejerciéndola.
Pasado un tiempo volví a hablar con mi jefa. Le dije ‘vuelvo’ pero haciendo las cosas de otra manera. Vuelvo para cuidar a las personas e intentar ponerlas en el centro del sistema”.
Lo primero que hizo fue buscar personas que pensaran como él. ¿Y lo segundo?:
Abrir varias líneas de investigación para demostrar con evidencia científica que el sistema puede ser para la gente. Y lo que hemos hecho es publicar un manual de buenas prácticas en las UCI con 159 ideas concretas. Y está teniendo éxito, de las alrededor de 300 UCI que hay en España unos dos tercios de las mismas están aplicando ya, al menos en parte, nuestros criterios y están en proceso de transformación.
Ahora incluso trabajamos en una certificación de esas buenas prácticas con la Asociación Española de Normalización y Certificación (Aenor). Y es que hay cierta obsesión con las máquinas y se crean expectativas falsas. Morir bien ha de ser el éxito del sistema sanitario. Sólo trabajamos para que la gente no se muera en vez de hacer un esfuerzo por hacer más natural la muerte”.
Esa honda preocupación por el ser humano está llevando a este movimiento a trabajar también sobre cómo espiritualizar las UCI y otros ámbitos sanitarios. Por ejemplo, están tratando de introducir a psicólogos/as en esas Unidades pues aunque parezca mentira hoy no los hay. Y tratan de ampliar el campo médico apostando por un enfermería y medicina integrativa, impulsando el yoga y el mindfullness o la meditación y las técnicas de relajación, los masajes terapéuticos o la llamada musicoterapia.
Incluso hacemos lo que denominamos ‘paseos que curan’, algo tan sencillo como sacar a pasear a los enfermos de las UCI a donde se puede según las características del Hospital, pudiendo verse al equipo paseando al paciente a terrazas, jardines, salas especiales, azoteas o incluso, al aparcamiento del personal. La cuestión parece haberse convertido en un salir de la UCI, sea donde sea, pero salir. Con ventilador o sin él”.
Ya veis que hay profesionales muy comprometidos con un cambio profundo en los sistemas sanitarios en favor de la humanización de los mismos, que estudian las alternativas (llevan 75 publicaciones en revistas científicas sobre sus investigaciones) y que tienen la mente abierta a todo lo que demuestre con pruebas que puede mejorar la atención sanitaria de los enfermos.
Profesionales que definen de manera muy clara la Humanización:
Centrar toda la atención en la dignidad de las personas”.
Esto que informas es positivo, pero no va a ser eficiente a la larga si no se continúa buscando las raíces del problema (eso es lo que significa ser “radical”, no otra cosa) y si no se inicia un debate “libre” para estudiar estas causas.
En lo que a medicina se refiere llevamos casi un siglo de retraso, desde que los poderosos la secuestraron, lo cual se inició con las motivaciones que les llevaron a inventar y utilizar el desafortunado informe Flexner.
Para informarse, especialmente dirigido a sanitarios, recomendaría FRITJOF CAPRA, El Punto Crucial, e y IVÁN ILLICH, Némesis Médica como inicio de documentación.
Un saludo.
https://www.youtube.com/watch?v=0nJuEhliyvQ
(…) apostando por un enfermería y medicina integrativa (…)
Hemos de suponer que solo por expresar este aspecto de esta apuesta de humanización mediante la integración de recursos no convencionales potencialmente útiles a pacientes, el ojo inquisidor de Su Deidad Cientúfica tiene ya registrada la iniciativa en su lista negra de técnicas “pseudo”, las mismas que “matan” cada año en España a miles de pacientes.
Cabe anticipar que sus huestes no perderán el tiempo. Quizás anden ya buscando la manera de “limitar, denunciar, prohibir”, o las 3, lo que mejor consiga neutralizar tamaño peligro para la salud pública, cual es aplicar técnica no “validadas” por la “ciencia”. ¡Anatema!
Dese el ministro (en funciones) astronauta hasta el último pseudoescéptico broncas de a pie, pasando por los colegas más intransigentemente “científicos” de nuestra Organización Médica Colegial y su “observatorio”, ese panóptico selectivo, quizás anden ya viendo la manera de “limitar”, “denunciar” o “prohibir” o todo ello, lo que mejor asegure el logro de su pretensión supremacista: las personas, los pacientes, la salud, la enfermedad, la sanidad, todo al Servicio de la “ciencia”. De una ciencia tan mercado-dependiente.
Por referirme solo a una de las actuaciones referidas, resulta gratamente sorprendente, hasta conmovedora en cierto sentido, la iniciativa llevada a cabo también en nuestro hospital por compañeros de la UCI: la de acompañar a pacientes de esa unidad en salidas a tomar los elementos, el aire, el sol… Paseos que, seguro, con o sin permiso de la “ciencia”, ayudan a curar.
Gracias al Dr. Heras y demás compañeros sanitarios embarcados en la iniciativa, por este imparable, impagable y exportable impulso de humanización.
Buena para los pacientes y acompañantes, en situaciones a menudo difíciles y entornos restringidos.
Buena para la praxis médica, que debe seguir al servicio de las necesidades de las personas, no del Negocio.
Buena para la Medicina intensiva de nuestro país, en su progresiva, admirable línea de perfeccionamiento de la especialidad, dentro y “fuera de la UCI”.
Buena para el Sistema sanitario, en términos de mejora de la calidad asistencial.
Y DESPUES de aplicar algo a todas luces útil y beneficioso para la salud y el bienestar de las personas, a intentar cientificarlo, como refiere el Dr. Heras.
Pero DESPUÉS DE.
No antes de.
Ni, no lo quiera el cielo, en vez de.