Hace varias semanas que empezamos a escuchar el término «gripalización» de la Covid-19. Y es que cumplidos ya los dos años pandémicos (desde que el actual coronavirus y sus variantes comenzara a propagarse), cada vez son más las voces que piden un cambio de estrategia. Sería algo así como asumir que la Covid se ha quedado con nosotros por mucho mucho tiempo y que hay que hacer vida «normal» desde ya.

Pasar página de una vez. Eso es lo que piden la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) en un editorial titulado Hacia el fin de la excepcionalidad. La idea tiene su lógica:

La llegada de ómicron está dejando una gran cantidad de infecciones con niveles máximos de incidencia, pero con pocos casos graves en términos relativos. Según datos del Instituto de Salud Carlos III, actualmente la mitad de las infecciones detectadas son asintomáticas y los indicadores de hospitalización y muerte están en mínimos históricos».

Y lo explican así: «Esto se debe en parte a la menor patogenicidad intrínseca de ómicron respecto a variantes previas, y también a su mayor facilidad para infectar a personas con inmunidad previa (por infección o por vacuna) y que, por tanto, presentan un riesgo bajo de enfermedad grave«.

OMS children should not get Covid vaccine feature 800x417Por todo ello, estos profesionales abogan por volver ya a la «vieja» normalidad y tratar la enfermedad como se hace con la gripe.

Probablemente cuando pase esta sexta ola en la que estamos la estrategia cambie y se trata la Covid como una enfermedad endémica.

Hay que hacer un matiz, no obstante. La gripe es una enfermedad que está siempre presente por ende es endémica ya que incluso en verano hay gripe, pero en invierno es epidémica por el destacado número de casos y expansión que se produce. Algo así se prevé que va a ocurrir con la Covid-19.

Hasta ahora nos han dicho que hay que avcabr con el virus, vencerle, hacerlo desaparecer pero como explican desde la Semfyc:

El virus no va a desaparecer».

Y lo razonan:

La variante ómicron (…) podría representar un paso en la evolución de SARS-CoV-2 hacia un coronavirus catarral; solo el tiempo dirá si es así. (…) los humanos nos infectamos (o más recientemente nos vacunamos) y en este proceso desarrollamos una respuesta inmunológica que nos protege de nuevas infecciones y especialmente de enfermar de forma grave en el futuro.

De esta forma se llega a un equilibrio o conllevancia entre virus y humanos: infecciones leves y repetidas durante la infancia y la juventud van construyendo una buena inmunidad que nos protege de infecciones potencialmente graves en la edad avanzada».

Todos vamos a contagiarnos. Lo esperable sería que, como explican desde la citada sociedad de profesionales médicos,

Una vez vacunadas las personas vulnerables, todos nos contagiemos múltiples veces en nuestros repetidos contactos con el virus, y que este hecho vaya mejorando nuestra inmunidad tanto individual como colectiva. Cada nueva ola aumenta la inmunidad poblacional hasta lograr un equilibrio entre la evolución del virus y la capacidad de nuestro sistema inmunitario para combatirlo».

Tocan también el tema de las vacunas y coinciden con la Sociedad Española de Inmunología (SEI) a mediados de enero de 2022 no sólo cuestionan la cuarta dosis sino también la tercera que justificaban hace unas pocas semanas.

Hidroxicloroquina 1La Semfyc explica que hoy la prioridad son los grupos de riesgo y que con jóvenes e infancia la vacunación ha de estudiar caso a caso, de manera personalizada.

La postura a dia de hoy de los inmonólogos es que «puede ser perjudicial» aplicar dosis de refuerzo de manera indiscriminada.

Y piden lo que muchos llevamos años explicando, que las vacunas (en general y estas en particular) han de utilizarse de manera selectiva, no masiva.

Señalan también los médicos de familia la estrategia de marketing del miedo que sufrimos desde hace ya más de dos años:

Algunos gobiernos, ‘expertos’ en Covid y medios de comunicación siguen usando el miedo como estrategia comunicativa«.

Y continúan:

Tenemos que dejar de contar y reportar el número de infecciones diarias, que ya no tienen ningún interés (…) distinguir si las defunciones son por Covid o con Covid (…) La pandemia no acabará cuando no haya defunciones, sino cuando los medios y gobiernos les den el mismo tratamiento que al resto de causas (…)

Al miedo se le une a menudo la culpabilización. Contagiarse o contagiar un virus respiratorio no es culpa de nadie. Si los casos suben, no es porque «nos hayamos relajado» o porque «nos portemos mal».

Estos profesionales ponen en duda la evidencia científica de algunas medidas sanitarias para concluir:

Debemos recuperar cuanto antes la ‘vieja’ normalidad, es decir, la vida como la conocíamos antes de marzo de 2020: sin mascarillas ni limitaciones de la interacción social».

En conclusión:

Debemos acabar con la excepcionalidad: la Covid-19 debe ser tratada como el resto de enfermedades. La inmunidad adquirida y la llegada de ómicron así lo permiten».

Así que sí, nos acercamos al final de la pandemia y si gobiernos y grandes medios de comunicación lo desean, esta pesadilla acabaría para ser tratada la infección y su posible consecuencia, la Covid, como un suceso más de los que pueden menoscabar nuestra salud, como tantos existen.