Los contratos de compra de las vacunas Covid demuestran que los estados no sabían qué estaban adquiriendo
Los contratos que firmaron los estados para tener las vacunas Covid fueron peor que leoninos. Se ha hecho público el acuerdo secreto de compra de vacunas que Sudáfrica firmó con Pfizer. Aquí podéis ver un párrafo, el del recuadro en color rojo, que no tiene desperdicio.
Dice que el comprador, en este caso Sudáfrica, como contamos, reconoce que la vacuna y los materiales relacionados con la misma, así como sus componentes y materiales, están siendo desarrollados rápidamente debido a las circunstancias de emergencia de la pandemia de Covid-19. Y que seguirán siendo estudiados después de su provisión al comprador bajo este acuerdo.
Por el mismo, el Gobierno sudafricano reconocía además que no se conocían por entonces los efectos a largo plazo ni la eficacia de la vacuna y que podían surgir efectos adversos de la vacuna que no se conocían cuando se compraron esas inyecciones.
En fin, que el marketing del miedo hizo su trabajo y se compraron, no solo en Sudáfrica, en todo el mundo, vacunas de eficacia y efectos secundarios desconocidos. Tampoco se sabe qué efectos producce el preparado a largo plazo. Quienes deseéis ver el documento entero aquí lo tenéis.
Todo esto se ha conocido hace poco pues los contratos de estos tratamientos fueron secretos desde el principio.
Sólo una de las múltiples farmacéuticas que estaban fabricando (y vendiendo muy bien) las vacunas de la Covid accedió a principios de enero de 2021 a enseñar su contrato con la Unión Europea. Y sólo en parte. Se trató de la empresa CureVac en cuyo accionariado está el Estado alemán.
La historia se repite, todo esto no es algo nuevo, ya ocurrió en 2009-10 cuando se produjo aquella pandemia que por suerte entonces no fue tal, como luego se documentó, de la llamada gripe A. Los millonarios contratos con los diferentes laboratorios que fabricaron las inmunizaciones fueron secretos. Poco, muy poco se ha avanzado desde entonces.