Ser periodista freelance o autónomo hoy
No os he contado nunca las vicisitudes de ser autónomo. Porque ser periodista freelance es muy bonito, eres libre, no tienes jefe ni horarios, y tú eliges los temas sobre los que quieres escribir o en qué formato publicar.
Llevo toda la vida ejerciendo el periodismo como autónomo, salvo un periplo de nueve meses que estuve contratado por una editorial, el resto del tiempo he sido autónomo.
Claro, la de la libertad e independencia es la parte bonita, la que le gusta a la gente cuando te pregunta por tu trabajo, pero hay una cara B. Pero existe también otra cara, la inseguridad.
A veces te sientes como en caída libre, pues al no estar contratado por una empresa sino que trabajas para muchas, puede que al final de mes te encuentres sin los suficientes ingresos si no han habido los encargos necesarios.
Estás sometidos a las fluctuaciones de eso que llaman el “mercado de trabajo”. Y existen multitud de variables que tú no puedes controlar.
También está la soledad, que no todo el mundo lleva bien. Hay personas que no entienden que pueda gustarme trabajar solo en casa. Son personas que valoran socializar con los compañeros de trabajo. Pero a mí sí me gusta esta soledad. Para socializar tengo el pos trabajo.
Y luego está que los autónomos no podemos ponernos malos: Si no trabajas no ingresas dinero… A veces he pensado en formar parte de una mutualidad. Estas son tradicionalmente entidades sin ánimo de lucro que se constituyen bajo los principios de solidaridad y apoyo mútuo.
La gente, profesionales sobre todo como ingenieros o quienes desean ejercer como abogado, se unen para así tener acceso a servicios básicos. En una mutualidad los socios financian la institución con una cuota mensual, por ejemplo, y gracias a ese dinero luego tienes servicios como seguros o alguna prestación por un accidente de trabajo.
De todos modos, hay que reconocer que los periodistas vamos un poco por libre, por lo general. Por ejemplo, no solemos sindicarnos. Sí que hay medios de comunicación con sindicatos, pero por mi experiencia no es lo común. Y luego vienen los problemas.
Una vez trabajé por las mañanas en un periódico. No había nadie sindicado, y cuando apareció la amenaza de despidos fue cuando la gente sí se informó más y muchos se sindicaron.
Esto también se lo ahorra el periodista freelance. Generalmente se cobra por pieza, es decir, ofreces un tema sobre el que escribir y si gusta en la redacción de turno, te lo compran, lo haces, se publica y lo cobras. No hay contratación ni despido.
¿Problema de esto? Si el medio desaparece te dejan a deber dinero. Cuento al menos tres periódicos que desaparecieron -alguno muy conocido- y aún me deben dinero (imposible recuperarlo ya).
Así que ya sabéis, si estáis pensando en ejercer así, como yo, por libre, tened muy claro el berenjenal en el que os metéis. Esto se lo digo mucho a los jóvenes estudiantes de Periodismo. Yo prefiero ganarme la vida así, pero se paga un precio…