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Buscan nuevas dianas terapéuticas para la demencia y esperemos que vayan más allá de los fármacos antipsicóticos

En el año 2020 se estimó que alrededor de 55 millones de personas en el mundo sufrían algún tipo de demencia, y se espera que este número continúe en aumento en paralelo al incremento de la esperanza de vida.

La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia, caracterizada por una disminución del funcionamiento cognitivo (pensamiento, memoria y razonamiento) y de las habilidades conductuales.

Además de tener importantes implicaciones económicas tanto para el individuo como para la sociedad, su aparición y progresión limita las actividades de la vida diaria, deteriora la calidad de vida y aumenta el riesgo de otras patologías. Por lo tanto, hay una necesidad urgente de desarrollar estrategias preventivas y de tratamiento.

Por ello, el grupo de investigación Alimentación, Nutrición, Desarrollo y Salud Mental (ANUT-DSM) de la Universitat Rovira i Virgili, empieza un proyecto que tiene por objetivo identificar en sangre diferentes proteínas que pueden predecir el deterioro cognitivo y estudiar el papel de la dieta y el estilo de vida en su modulación.

Este estudio tiene una duración de tres años y ha de ayudar a detectar enfermedades como, por ejemplo, la de Alzheimer en estadios tempranos y aportar evidencias científicas para diseñar estrategias de prevención y tratamiento.     

En los últimos años, la comunidad científica internacional ha dedicado esfuerzos en aislar posibles marcadores biológicos que ayuden a predecir la aparición de demencia en etapas iniciales de estas enfermedades.

Actualmente, se dispone de alguno de estos biomarcadores, pero para su obtención se tienen que utilizar técnicas invasivas como la punción lumbar, que no está exenta de riesgos para la persona.     

Los investigadores del proyecto, a partir de muestras biológicas disponibles de voluntarios del amplio estudio PREDIMED-Plus a los cuales se les ha evaluado entre otros el estado cognitivo a largo plazo, intentarán identificar en sangre diferentes proteínas relacionadas con la cognición y la neurodegeneración.

Esto permitirá conocer aquellas proteínas que de manera temprana se asocian a un peor deterioro cognitivo con el tiempo.     

Al mismo tiempo los investigadores intentarán evaluar si la dieta, la actividad física o la pérdida de peso pueden modular el nivel de estas proteínas, cosa que ayudará a entender como los cambios en el estilo de vida pueden retrasar este deterioro cognitivo en personas mayores. Por último, los resultados obtenidos se validarán en otra cohorte de participantes sanos o con demencia.  

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Foto: Jiun-Jelin

Hasta aquí la buena nueva. Hace años que se conoce que los medicamentos antipsicóticos o neurolépticos (ZyprexaRisperdalAbilify, entre otras marcas) son cada vez más prescritos a pesar de sus conocidos daños graves, como su asociación con la incidencia de infartos de corazón.

Un estudio publicado en British Medical Journal (BMJ) cuestiona su eficacia. Antipsicóticos ¿baja eficacia, alta peligrosidad? El trabajo científico de BMJ se resume en varias líneas:

-A pesar del uso continuado de antipsicóticos para el tratamiento de la agitación y la agresividad en las personas con demencia, hay pruebas limitadas de que produzcan un beneficio clínicamente significativo.

-Los daños potenciales del uso de antipsicóticos (incluyendo aumento de la mortalidad y eventos cerebrovasculares) son mayores que los beneficios.

-La risperidona es el único antipsicótico recomendado y debería ser utilizado sólo en las personas con demencia que tenían trastornos psicóticos o agresión grave preexistentes. No debería ser prescrito durante más de doce semanas.

-La mejor práctica alternativa es la supervisión estricta, con evidencias o pruebas de que tratamientos alternativos, incluyendo la analgesia y enfoques no farmacológicos, proporcionan opciones eficaces.

Escribo esto porque sería muy interesante saber qué concluye dentro de tres años ese estudio de la Universitat Rovira i Virgili, ya que lo último que podemos esperar es que la prevención y el tratamiento de la demencia siga pasando por fármacos tan peligrosos como los citados (y otros).

Si usted o algún familiar o conocido sufre daños contacte con la Asociación de Afectados por Fármacos (ADAF) para analizar su caso.

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