El peligro oculto de los fármacos antidepresivos: Riesgo de suicidio y conductas violentas
Ayer publiqué un texto escrito por Carmen, nombre ficticio, en el que ella, profesional de la salud, relata cómo desarrolló el Síndrome de Disfunción Sexual Post-ISRS (PSSD) tras tomar antidepresivos. Este síndrome, que persiste incluso después de suspender la medicación, se caracteriza por una pérdida severa de la función sexual y emocional. El PSSD puede tener consecuencias devastadoras en la vida de quienes lo padecen, llevando en muchos casos a pensamientos suicidas.
Carmen describe cómo experimentó ideas suicidas constantes tras desarrollar PSSD. El artículo destaca la gravedad del problema del suicidio entre las personas afectadas por PSSD. Se menciona que al menos 18 personas conocidas en la red PSSDNetwork se han suicidado debido a su incapacidad para sobrellevar los efectos del síndrome.
Entre las víctimas se encuentran personas de diversos países y edades, incluyendo padres jóvenes que dejaron hijos atrás.
Carmen subraya la importancia de visibilizar estos suicidios, que a menudo permanecen ocultos o son malinterpretados, y enfatiza la necesidad de un consentimiento informado adecuado antes de prescribir antidepresivos, argumentando que los pacientes deben ser advertidos sobre el riesgo de desarrollar disfunciones sexuales y emocionales permanentes.
Riesgo de suicidio al inicio del tratamiento
La relación entre los fármacos antidepresivos y el suicidio es un tema controvertido que ha sido objeto de numerosos estudios e investigaciones en las últimas décadas. Aunque los antidepresivos se prescriben para tratar la depresión y prevenir el suicidio, existe evidencia que sugiere que, en algunos casos, pueden aumentar el riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas, especialmente al inicio del tratamiento.
Este fenómeno paradójico se ha atribuido a varios factores:
- Desinhibición conductual: Los antidepresivos pueden desinhibir la conducta previa de los pacientes deprimidos, facilitando en algunos casos la realización del acto suicida que antes no podían llevar a cabo debido a la falta de energía o iniciativa.
- Retraso en el efecto antidepresivo: Los antidepresivos suelen tardar de dos a cuatro semanas en producir su efecto terapéutico completo. Durante este periodo inicial, la depresión aún no está controlada, pero el paciente puede experimentar un aumento de energía, lo que podría aumentar el riesgo de conductas suicidas.
- Síndrome de activación: Algunos consumidores de estos tratamientos pueden experimentar un aumento de la ansiedad, agitación e impulsividad al inicio del tratamiento, lo que podría incrementar el riesgo de comportamientos autolesivos.
Advertencias oficiales
En 2004, las autoridades sanitarias del Reino Unido alertaron sobre el potencial aumento del riesgo de comportamiento suicida en niños y adolescentes tratados con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), el grupo de fármacos antidepresivos más consumidos: Fluvoxamina, fluoxetina, sertralina, paroxetina, citalopram o escitalopram (entre ellos marcas como Prozac o Seroxat).
Posteriormente, otras agencias reguladoras, como la FDA en Estados Unidos, emitieron advertencias similares. Actualmente, las autoridades sanitarias advierten sobre el riesgo de pensamientos suicidas y deseos de autolesionarse, especialmente cuando estos medicamentos se utilizan para tratar a personas menores de 25 años.
Es importante destacar que la mayoría de los ensayos clínicos de antidepresivos excluyen a pacientes con alto riesgo de suicidio, lo que puede limitar nuestra comprensión de los efectos de estos medicamentos en poblaciones vulnerables.
Dada la complejidad de la relación entre antidepresivos y suicidio, los profesionales de la salud mental deben considerar cuidadosamente los riesgos y beneficios al prescribir estos medicamentos, especialmente en poblaciones jóvenes y en pacientes con alto riesgo de suicidio. Se recomienda un seguimiento estrecho durante los primeros meses de tratamiento, como medida de prevención secundaria del suicidio… pero aunque son tratamientos “inútiles y muy peligrosos”, en palabras del médico Peter Gotzsche, su consumo no para de aumentar desde hace lustros.
Antidepresivos y actos violentos
También hay que abordar la preocupación sobre la posible relación entre el uso de antidepresivos y actos violentos, incluyendo matanzas y masacres. La mayoría de las personas que toman antidepresivos no cometen actos violentos, y la gran mayoría de los individuos que cometen actos de violencia extrema no están bajo tratamiento con antidepresivos. Sin embargo, algunos casos han llamado la atención pública y han generado preocupación:
- Caso Columbine: En 1999, Eric Harris, uno de los perpetradores de la masacre de Columbine, estaba tomando el antidepresivo Luvox (fluvoxamina) en el momento del tiroteo, aunque muchos otros factores estuvieron involucrados en este trágico evento.
- Tiroteo en Aurora, Colorado: James Holmes, responsable del tiroteo en un cine en 2012, había sido tratado con antidepresivos antes del incidente. No obstante, también tenía un historial de enfermedad mental grave no tratada adecuadamente.
- Andreas Lubitz, el copiloto que estrelló deliberadamente el avión de Germanwings en los Alpes franceses, sufría de Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) y problemas de visión. Le habían recetado olanzapina (Zyprexa) para tratar su trastorno psicológico y agomelatina para sus problemas de sueño. Ambos medicamentos tienen efectos secundarios potencialmente graves, incluyendo un aumento del riesgo de pensamientos suicidas.
- Chris Harper Mercer, de 26 años, perpetró un tiroteo en el campus del Instituto Superior Umpqua en Oregón, Estados Unidos, causando diez muertes. El incidente generó debate sobre el control de armas y la relación entre medicamentos psiquiátricos y actos violentos. Se reportó que Mercer tomaba medicamentos y había asistido a una escuela para jóvenes con problemas emocionales, lo que llevó a algunos expertos a cuestionar el papel de los antidepresivos en este tipo de eventos.
Hay que reconocer que, aunque algunos perpetradores de actos violentos pueden tomaron antidepresivos, esto no implica necesariamente una relación causal. Muchos otros factores, como enfermedades mentales no tratadas, historial de trauma, acceso a armas y factores sociales, juegan un papel crucial en estos eventos trágicos. Pero si, como dice Gotzsche, este grupo de medicamentos es inútil, además de muy peligroso, esas masacres podían haberse evitado.