Vientres de alquiler: El negocio de los bebés a la carta
Los vientres de alquiler, también conocidos como gestación subrogada o gestación por sustitución, son una práctica por la cual una mujer acepta gestar y dar a luz a un bebé para otra persona o pareja. Esta técnica de reproducción asistida ha generado un intenso debate ético, legal y social desde su aparición como práctica comercial en los años 1970.
En España, la situación legal de los vientres de alquiler es clara: están prohibidos. El artículo 10 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, establece explícitamente esta prohibición.
Sin embargo, la realidad es más compleja y contradictoria. A pesar de la prohibición, existe una vía legal para inscribir en el Registro Civil español a los bebés nacidos por gestación subrogada en otros países. Esto se debe a una instrucción de la Dirección General de Registros y Notariado de 2010, que permite la inscripción de estos niños como hijos propios en los consulados españoles tras un breve trámite judicial.
Esta situación ha generado una polémica que divide a la sociedad y a la clase política. Por un lado, están quienes consideran la gestación subrogada como parte de la libertad reproductiva y una alternativa para quienes no pueden tener hijos de forma natural. Por otro, quienes la ven como una forma de explotación y mercantilización del cuerpo de la mujer.
La reciente reforma de la ley de derechos sexuales y reproductivos ha intensificado el debate al reconocer los vientres de alquiler como una «grave violencia hacia las mujeres» y una «forma de violencia reproductiva».
Además, prohíbe la publicidad de las agencias intermediarias que ofrecen estos servicios. Sin embargo, la realidad es que muchas personas siguen recurriendo a esta práctica en países donde es legal, como Estados Unidos o Canadá. Esto plantea complejas cuestiones legales y éticas sobre la filiación y los derechos de los menores nacidos por esta vía.
El caso de Ana Obregón
El caso de Ana Obregón ha reavivado el debate sobre los vientres de alquiler en España, generando una intensa polémica. En marzo de 2023, la actriz y presentadora, de 68 años, se convirtió en madre mediante gestación subrogada en Miami, Estados Unidos.
Inicialmente, se informó que Obregón había tenido una hija, pero posteriormente reveló que la recién nacida era en realidad su nieta biológica. La controversia se intensificó cuando Obregón explicó que había utilizado el esperma congelado de su hijo Aless Lequio, fallecido en 2020 a causa de un cáncer, para llevar a cabo el proceso.
Según la actriz, esta fue la «última voluntad» de su hijo antes de morir, quien deseaba «traer un hijo suyo al mundo». Obregón justificó su decisión afirmando:
«Yo no he comprado un bebé, lo he heredado: es mío«.
Este caso ha puesto de manifiesto las complejidades legales y éticas que rodean a la gestación subrogada en España. El debate se ha intensificado aún más con una reciente sentencia del Tribunal Supremo de diciembre de 2024 que rechazó la validez de una sentencia estadounidense que validaba un contrato de gestación subrogada.
El alto tribunal argumentó que estos contratos son contrarios al orden público español y vulneran los derechos fundamentales de las mujeres gestantes y de los menores nacidos mediante este procedimiento. El caso de Obregón también ha planteado interrogantes sobre los límites del deseo de tener hijos y las implicaciones éticas de utilizar material genético de personas fallecidas.
Además, ha puesto de relieve las desigualdades económicas que permiten a algunas personas acceder a estas prácticas en otros países, a pesar de estar prohibidas en España.
El debate sobre los vientres de alquiler en España está lejos de resolverse. Mientras algunos piden una regulación más clara y restrictiva, otros abogan por su legalización bajo ciertas condiciones. Lo que está claro es que se necesita un debate social y político profundo para abordar esta compleja cuestión que afecta a derechos fundamentales y plantea dilemas éticos de difícil solución.