"Escuela sin wifi" enseña las alternativas seguras a esta tecnología
Cada escolar sufre día tras día a las radiaciones de las redes wifi de los colegios, lugares donde nuestros hijos e hijas pasan más de seis horas por jornada, semana tras semana, durante al menos nueve meses cada año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado los campos electromagnéticos de alta frecuencia (entre ellos el wifi) como posibles cancerígenos tipo 2B. El Consejo de Europa, en su resolución 1815, reconoce los riesgos de este tipo de campos electromagnéticos y recomienda a los gobiernos que tomen medidas para reducir la exposición de niños y jóvenes a este tipo de radiaciones.
También solicita que se desarrollen campañas de información para profesores, padres y alumnos “para advertirles de los riesgos específicos del uso precoz, indiscriminado y prolongado” de este tipo de dispositivos. Nada de esto se está haciendo. Por eso, ante la falta de acción de los poderes públicos, el colectivo Escuela sin wifi recoge ahora el guante lanzado por el Consejo de Europa y pone en marcha una ambiciosa campaña para informar y concienciar a padres, alumnos y profesores de los peligros del wifi.
Esta campaña comprende, entre otras acciones, cursos específicos para profesores de Primaria y Secundaria sobre los campos electromagnéticos, sus riesgos y cómo prevenirlos y talleres prácticos sobre el uso inteligente de las nuevas tecnologías para alumnos de Secundaria, que son quienes utilizan más este tipo de dispositivos. Además, la Fundación Vivo Sano -con la que los lectores del blog sabéis que estamos organizando la I Jornada La Salud que viene– anunciará su programa de becas para financiar la formación del personal docente de las escuelas.
En una ocasión tuve la oportunidad de ver una demostración práctica de los niveles de emisión de un router wifi y un ordenador portátil conectado a él de manera inalámbrica. Constaté cómo, mediante un medidor de campos electromagnéticos de alta frecuencia, los niveles de densidad de potencia registrados llegan a superar en más de 10 veces las recomendaciones científicas de la Convención de Salzburgo o el Informe Bioinitiative.
Pues había escuchado que no era sano, pero no sabía que superaba x10 los niveles recomendados, me parece un tema muy importante de solucionar teniendo en cuenta que cada día hay más gente con cáncer. Habría que buscar alguna forma de conectarse wireless de manera no perjudicial.
Recuerdo también como hace años desde el gobierno de Alemania se advertía a sus ciudadanos del uso indiscriminado de estas tecnologías y de alternativas a las mismas, como el cable por ejemplo, en España había gente que decía que “¿A dónde iba Alemania?”, no hay mas que ver donde está ahora Alemania y España, la democracia, la prevención, el poder del ciudadano, siempre redundan en beneficio de la sociedad que las practica, las que no, en las que mandan los lobbys de las empresas, son las que a la corta parece que tienen futuro pero a medio plazo, son las que se estrellan, “pan para hoy y hambre para mañana”.
Debemos ser muy precabidos con las redes inalámbricas e investigarlo muy a fondo porque ya se han dado casos de personas que han contraido la enfermedad del cáncer y su origen apunta hacia las tecnologías que recibimos electrónicamente.
Un importante grupo de científicos convocados por el Senado español aseguraba que la tecnología sin hilos podría convertirse en “un problema de salud pública de primer orden“, pues los campos electromagnéticos que producen podrían ser causantes “de un grave problema de salud pública”. Sí ya sé lo que me vais a decir, podría, en condicional.
En realidad, sobre este asunto la comunidad científica está muy dividida. Por ejemplo, la Agencia de Protección Sanitaria Británica (HPA) asegura que hablar 20 minutos por el móvil suponen la misma radiación que si estuviésemos un año entero conectados a Internet en un hot spot (puntos públicos de acceso WiFi). Y en ninguno de los dos casos está completamente demostrado que, a largo plazo, estas radiaciones perjudiquen a la salud. Según tuexperto.com, citando un informe de la Universidad Estatal de Washington, la mitad de los miles de estudios publicados al respecto concluyen que el WiFi es perjudicial, y la otra mitad no. Empate técnico.
Sin embargo, una investigación del programa de la BBC “Panorama” encontró que los niveles de radiación en un salón de clases de una escuela en Inglaterra eran tres veces más altos que los niveles de radiación emitidos por una torre de telefonía celular. Precisamente en un lugar, un colegio, donde la opinión general es que deben reducirse este tipo de radiaciones electromagnéticas para evitar problemas de salud a los niños.
Los expertos consultados por los periodistas quitaron hierro al asunto, afirmando que esos niveles detectados están por debajo de los límites permitidos. Pero lo cierto es que el WiFi está ahora presente en todos los centros educativos y hospitales, algo que no pasa con las antenas de móviles.
En Gran Bretaña muchos padres están exigiendo la retirada de las redes Wi-Fi de los colegios. En Canadá el rector de la Universidad de Lakehead, en Ontario, ha decidido retirarlas garantizando al mismo tiempo el acceso a la Red mediante fibra óptica.
Lo cierto es que esta “niebla electrónica” provocada por las redes inalámbricas podría tener efectos dañinos para la salud a largo plazo y, lejos de investigarlo, las seguimos extendiendo por todas partes. Hasta que no sepamos más, el Principio de Precaución nos recomienda que tengamos cuidado.
Espero que llegue lo antes posible toda esta información a los centros de enseñanza donde se utiliza el sistema wifi, a los profesores y alumnos, a los padres y tutores del alumnado y en general a los medios de comunicación y a la opinión pública, ya que está en juego la salud de los escolares y del profesorado.